Muchas personas dejaron el carro y se subieron a los trenes, a los que literalmente no les cabía un pasajero más. La medida del pico y placa ambiental, bajó de sus carros a muchos habitantes de Medellín y municipios del Valle de Aburrá.
La alternativa para quienes no usaron sus vehículos fue el Sistema de Transporte Masivo, a las 6 de la mañana ya eran muchas las personas que bajaban de los buses integrados para ingresar a las estaciones.
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El aumento en el flujo de usuarios era evidente, en Caribe, por ejemplo, los trenes llegaban abarrotados hasta las puertas, para algunos la entrada y salida de los vagones se convirtió en una odisea.
Pese al aumento de la flota de 53 a 56 trenes y del cambio de la frecuencia de los viajes, los vagones estaban congestionados, en parte se debe a que algunos usuarios no esperan su turno con paciencia por el afán de llegar a su punto de destino.
Caso contrario ocurrió en sentido sur-norte, donde los trenes viajaron menos congestionados.
En las líneas 1 y 2 de buses y el Tranvía de Ayacucho, también aumentó el número de vehículos en servicio.