En su visita a Medellín en 2017, el papa Francisco dejó importantes mensajes para los feligreses y los mismos servidores de la Iglesia. Insistió en adorar a Dios sobre todas las cosas y la necesidad de la renovación constante del catolicismo.
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Miles de sacerdotes, seminaristas y religiosas recibieron la bendición del papa Francisco en el centro de espectáculos la macarena el 9 de septiembre de 2017.
Fue su primera declaración pública e histórica en su llegada a suelo paisa, cuestionó el valor que se le ha dado al dinero.
“No se puede servir a Dios y al dinero, Jesús le da la categoría de señor al dinero, ¿qué quiere decir? Que si te agarra no te suelta, será tu señor desde tu corazón”, exclamó el santo padre.
El santo padre aseguró que Medellín le evocaba tantas vidas de jóvenes pérdidas por los sicarios de la droga.
“Tantas vidas jóvenes truncadas, descartadas, destruidas, los invito a recordar, a acompañar este luctuoso cortejo, a pedir perdón para quienes destruyeron las ilusiones de tantos jóvenes”, dijo.
El encuentro con los feligreses fue en el Aeroparque Juan Pablo II en la misa campal. Su homilía también fue para reiterar que la ambición ha alejado a las personas de Dios.
“Es de suma importancia que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo o a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús”, agregó.
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Uno de sus mensajes fue, precisamente, sobre el propósito que tenía para la Iglesia católica: la renovación.
“La renovación no nos debe dar miedo, la Iglesia siempre está en renovación, no se renueva a su antojo, a su capricho sino que lo hace firme y bien fundada en la fe”, indicó.
El último mensaje de su homilía fue crítico con la Iglesia, pidió que no se excluya a nadie, sino que debe abrirse a todos los que desearan acercarse a ella. Así cerró la histórica misa campal en Medellín con más de un millón de asistentes.