En Medellín, el arte no solo se cuelga en paredes, se respira, se camina y late. La ciudad vivió un momento histórico con Latidos, la primera Bienal de Graffiti y Arte Urbano.
Los Aerosoles y el color, rompieron con la rutina de la ciudad; el arte la música y la creatividad, demostraron, que los pinceles también transforman territorios, que el color puede cambiar el curso de una contienda, y que el graffiti es una forma poderosa de narrar la ciudad.
Con cada trazo, se reescribió la historia urbana. Con cada mural, se tejieron nuevas memorias.
Medellín confirma que el arte urbano no es una moda, es identidad, es resistencia y es belleza, con muros y graffitis que no dividen inspiran.
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