Ubicado en la zona nororiental de Medellín, Manrique es mucho más que un punto en el mapa. Es un territorio cargado de historia, con una identidad forjada por la clase trabajadora, el arte y la cultura popular que se vive en cada cuadra.
El barrio Manrique comenzó a poblarse a comienzos del siglo XX, en medio de un proceso de expansión urbana hacia el norte de la ciudad. Muchas de las primeras viviendas fueron construidas por obreros y familias de bajos recursos que buscaban un lugar para asentarse cerca de las fábricas y centros de empleo de la época. Con el tiempo, estas construcciones dieron paso a una comunidad organizada y vibrante, que aún conserva su esencia popular.
Uno de los aspectos más característicos de Manrique es su profunda conexión con el tango. La figura de Carlos Gardel, quien murió en el accidente aéreo de 1935 en el aeropuerto Olaya Herrera, quedó grabada en el alma de este sector. Su estatua en la Avenida Gardel es hoy un punto icónico y sitio de peregrinación para los amantes del tango.
Cada año, Manrique es uno de los escenarios principales del Festival Internacional de Tango de Medellín, con eventos como la famosa Tangovía, donde la música, el baile y la memoria se toman el barrio.
Pese a los desafíos que ha enfrentado, Manrique se mantiene como un barrio lleno de vida, con procesos culturales, sociales y artísticos liderados por la comunidad. Espacios como bibliotecas, casas de cultura y colectivos juveniles han sido clave para el fortalecimiento del tejido social.
Desde las montañas que lo rodean hasta los sonidos que resuenan en sus esquinas, Manrique es una muestra del espíritu resiliente de Medellín. Un barrio que honra su pasado, transforma su presente y sigue construyendo un futuro con identidad propia.
Manrique: un barrio con historia, identidad y sabor a tango
Ver esta publicación en Instagram