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Hubo caos, destrucción y saqueos en instituciones públicas y privadas, también, enfrentamientos en las calles que terminaron convertidas en campos de batalla, hechos que, como siempre, se llevaron la mayoría de titulares, pero más allá de eso las marchas y la asistencia pacífica de miles de ciudadanos a ellas mostraron las frustraciones, los problemas y los deseos de cambio de un vasto sector de la sociedad, en especial, de los jóvenes.
Cada día, a excepción de este domingo, marcharon más de cuatro mil personas. En las movilizaciones incluso participaron familias completas, en busca de un mejor futuro para los suyos.
Y aunque según algunos promotores del paro la movilización debe continuar, frente a lo logrado en las calles, para muchos la tarea se cumplió.
