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Los talibanes matan al alcalde de la sureña ciudad afgana de Kandahar

El alcalde Haider, que había sido ministro de Finanzas antes del régimen talibán, emigró a Estados Unidos y volvió en 2006 para asumir la jefatura local de Kandahar por petición expresa del presidente Karzai.

El alcalde de Kandahar, Ghulam Haider Hamidi, murió hoy en un atentado suicida que representa un nuevo paso en la estrategia talibán de atacar a altos cargos de la administración, especialmente en el conflictivo sur afgano.

El ataque de esta mañana ocurrió en la sede del Gobierno local cuando un talibán detonó el explosivo que llevaba escondido en su turbante mientras el alcalde estaba reunido con un grupo de vecinos, según un comunicado emitido por la oficina de Haider.

Según ese comunicado, un civil murió también a causa de la explosión, aunque una fuente policial citada por el canal afgano "Tolo" afirmó que el fallecido fue un guardaespaldas del alcalde.

Los ataques insurgentes contra políticos y cargos públicos se ceban últimamente con figuras del sur del país, como el hermanastro del presidente Hamid Karzai y jefe del Consejo Provincial de Kandahar, Ahmed Wali Karzai, asesinado hace dos semanas.

Durante el funeral de Ahmed Wali Karzai, considerado el hombre más poderoso del sur del país, los talibanes utilizaron el método del turbante cargado de explosivos para realizar un atentado que mató a tres personas, entre ellas un importante líder religioso.

Hace diez días, los rebeldes acabaron también con la vida del líder tribal sureño y estrecho colaborador presidencial Jan Mohamed Khan durante un espectacular ataque contra su residencia en Kabul.

"Haider era un hombre muy importante en Kandahar y un aliado muy cercano de Karzai, tenía todo el apoyo del presidente y de su familia", dijo un miembro del Consejo Provincial de Kandahar, Lalai Dastgiri.

Según Dastgiri, "ya fue milagroso que Haider escapara a un atentado suicida en 2009", algo que no consiguieron sus dos vicealcaldes, Abdul Samad Nazari y Azizullah Yarmal, abatidos por los talibanes el año pasado.

Kandahar está considerado el centro espiritual del movimiento insurgente talibán y es escenario de frecuentes atentados y otros incidentes violentos, que se han recrudecido en los últimos meses.

"Todos estamos preocupados por nuestra seguridad en Kandahar, ya nadie está seguro" afirmó Dastgiri, que añadió que los responsables regionales le han transmitido al presidente del país su preocupación por el deterioro de la situación de seguridad.

 

El atentado de hoy llega en el marco del inicio de la retirada de tropas estadounidenses y del traspaso de las competencias de seguridad a las fuerzas afganas, que han asumido este mes el control de siete zonas consideradas relativamente seguras.

El proceso de transferencia debe concluir en 2014 si se cumplen los plazos previstos, aunque la guerra se encuentra actualmente en su momento más sangriento desde la invasión de EEUU a Afganistán y caída del régimen talibán hace casi una década.

Según observadores afganos, los insurgentes quieren reafirmar su control en el sur del país y cortar los lazos políticos del presidente Karzai con esa región, de la que es originario.