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Cartagena (Colombia), 2 feb (EFE).- Si nada sale mal, el mayor de la Policía Guillermo Javier Solórzano, secuestrado en 2007 por la guerrilla colombiana de las FARC, regresará a la libertad el próximo 13 de febrero y su familia podrá cerrar un largo capítulo de sus vidas lleno de sufrimiento y sinsabores.
Así lo contaron hoy a Efe sus padres en la ciudad caribeña de Cartagena de Indias (norte), donde residen.
"Estos años han sido de mucha zozobra, de mucho pesar, de sufrimiento, de no saber cómo está él allá, dónde lo tendrán; estos son pensamientos que le llegan a uno y lo hacen sufrir, pero yo me he fortalecido en Dios", relata Noemí Julio, madre de Solórzano.
La madre del rehén asegura que ha soportado "con fortaleza" todo el tiempo que su hijo lleva en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Solórzano es uno de los cinco secuestrados cuya liberación anunciaron las FARC en diciembre pasado, como "gesto de humanidad" a la exsenadora Piedad Córdoba, destituida de su cargo por la Procuraduría (Ministerio Público) por supuestos nexos con esa guerrilla.
El operativo para recoger a esos cinco rehenes comenzará la semana próxima y, según el cronograma previsto, el mayor será recibido por una comisión humanitaria encabezada por Córdoba en la ciudad de Ibagué (centro-oeste), previsiblemente hacia el 13 de febrero.
En 2007, Solórzano se desempeñaba como capitán de la Policía Nacional y tenía a su cargo el puesto de mando del pequeño poblado de Florida, en el departamento del Valle del Cauca (suroeste).
El 4 de junio de ese año el oficial disfrutaba de un día de descanso en compañía de su esposa y su hija en un balneario del pueblo cuando un comando de 14 hombres de las FARC, que dijeron inicialmente ser del Ejército colombiano, lo hizo cautivo.
El comando guerrillero llegó a la zona para cobrar una extorsión y Solórzano fue secuestrado, al parecer, por estar en el momento y lugar equivocados.
Dos meses después la guerrilla envió pruebas de supervivencia de Solórzano y lo incluyó en el grupo de los denominados "canjeables", formado por policías y militares a los que pretende intercambiar por insurgentes presos en Colombia y Estados Unidos.
Su padre, Guillermo Solórzano, un pescador ecuatoriano de 65 años nacionalizado colombiano, lo recuerda como un gran estudiante y buen compañero, sin poder ocultar la emoción que le provoca la certeza de saber que está a días de volver a tener consigo a su hijo.
Dice que le agradece "mucho" al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y a la exsenadora Córdoba "por su colaboración" para facilitar la liberación de su hijo y de los otros cuatro rehenes.
"Me siento orgulloso y contento por recibir en pocas horas a mi hijo, que tanto lo he pensado y lo he extrañado durante cuatro años", expresa a Efe.
Su mujer añade: "No se sabe cómo venga de salud, algunos días estará en la clínica debido a cómo venga (...) Nos reuniremos en familia a agasajarlo, a abrazarlo, a brindarle todo lo que a él le gusta".
"Lo recibiremos con lo que le gusta: el pargo, el camarón, la langosta y el pescado fresco", puntualiza el padre.
La familia Solórzano confía en que estas inminentes liberaciones permitan el regreso a la libertad de todos los secuestrados en Colombia y abran el camino hacia una negociación de paz entre las FARC y el Gobierno.