Aunque hoy esta mujer agradece que el presunto asesino de su hijo no esté libre, no entiende cómo después de todo lo que le hizo al menor, no exista una condena ejemplarizante.
Y es que según Sandra, 8 años son pocos comparados con el calvario en el que se ha convertido la ausencia de su hijo. Por eso, su lucha no se detendrá.