A causa de las fuertes lluvias en la ciudad un centro de entrenamiento físico quedó literalmente bajo la tierra, el Dagrd declaró que se debe desalojar el lugar por peligro de colapso.
Luego de varios meses sin actividad económica por culpa de la pandemia, Anderson se disponía a reabrir las puertas de su negocio, pero justamente el primero de septiembre cuando el Gobierno Nacional dio el aval, el sueño de reiniciar se fue al piso a causa de las intensas lluvias que cayeron en la ciudad.
En las paredes se puede ver como la furia de la naturaleza golpeó fuertemente este sitio de entrenamiento físico. Hoy ya no existen los salones de baile, no se escucha el sonido de las pesas al ser levantadas. Todo quedó bajo el lodo, los sueños de reapertura se los llevó el agua.
Las pérdidas fueron millonarias, pero Anderson agradece a Dios porque la emergencia no cobró ninguna vida humana.
Con la actitud y berraquera que caracteriza a los emprendedores, ahora Anderson espera volver a levantar su negocio y si algo tiene claro, es que será en el mismo sector de El Poblado. Mientras tanto, las autoridades ambientales continúan realizando estudios para evaluar si otras edificaciones cercanas están en peligro.