Con tristeza y dolor Gisela recuerda cómo hace 22 años le mataron a su esposo. Aún conserva fotos, objetos, recuerdo y como muchas víctimas, sigue sin entender la muerte de su compañero en la época cuando a finales de la década de 1980, el Cartel de Medellín pagaba dos millones de pesos por cada policía asesinado.