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El Cairo, 8 may (EFE).- La violencia confesional entre cristianos y musulmanes, azuzada una vez más por rumores, ha vuelto a golpear Egipto, con al menos 11 muertos, justo dos meses después de que otro brote de violencia similar acabara con la vida de 13 personas.
Anoche, un grupo de musulmanes enfurecidos intentó asaltar la iglesia de Mar Mina, en el corazón del popular y empobrecido barrio de Imbaba, después de que se extendiera el rumor de que dentro de la iglesia mantenían retenida a una cristiana convertida al islam.
"Nos dispararon desde dentro de la iglesia, hay armas escondidas en esta y en todas las iglesias del país", aseguró hoy a Efe, frente a Mar Mina, un hombre que prefirió no identificarse y que junto a varios cientos de musulmanes armados con hierros y palos insistían en su intención de entrar en el templo.
Sin embargo, no se ha sido posible establecer quién empezó el enfrentamiento, en el que también se utilizaron cócteles molotov, ni quien comenzó los disparos, tal y como comentó la televisión pública egipcia.
La tensión era palpable en el ambiente a pesar de la presencia de dos decenas de vehículos de la Policía y seis vehículos blindados del Ejército, que cerraban los accesos a la iglesia.
Jóvenes adolescentes, niños y algunos hombres que parecían seguidores de la rigorista corriente islámica salafí, se movían nerviosos, palos en mano, buscando la manera de acercarse al templo.
En apenas veinte minutos, intentaron destrozar un coche y golpear a sus ocupantes, que lograron huir, tiraron piedras contra una casa y dieron una paliza a un ciudadano ante la pasividad de las fuerzas de seguridad, que dispararon al aire en una ocasión para intentar, sin éxito, dispersar a las masas enfurecidas, como pudo constatar Efe.
El nerviosismo fue creciendo durante de la mañana, a pesar, incluso, de la visita del ministro de Interior, Mansur Aisawi, que intentó tranquilizar los ánimos. Al mediodía, se produjo un nuevo tiroteo y otras cinco personas resultaron heridas.
Para evitar que el problema se desborde, el Gobierno ha celebrado una reunión de emergencia y el primer ministro, Esam Sharaf, ha cancelado una gira por los países del golfo Pérsico.
Por su parte, el Ejército ha anunciado que 193 personas han sido detenidas en relación a los sucesos, en los que 143 ciudadanos resultaron heridos -varios de ellos graves-, y precisó que los sospechosos tendrán que responder ante tribunales militares.
"Toda la vida hemos vivido juntos (cristianos y musulmanes) pero hay gente que quiere que haya problemas", aseguró a Efe Rida, sentado en el único café que permanece abierto cerca de la iglesia.
No obstante, junto a él, un amigo que se identificó como Hamuda al Masri, insistió en que los primeros "disparos salieron de dentro de la Iglesia".
Muchos de los presentes se negaban a hablar con periodistas e incluso les obligaban a abandonar el lugar.
Además de las víctimas registradas en los enfrentamientos de la calle Luxor, un grupo de manifestantes musulmanes quemó anoche la iglesia de Al Adra, en la calle al Wahda, también en Imbaba, donde esta mañana la Policía rodeaba el edificio calcinado.
Estos nuevos enfrentamientos se produjeron también horas después de que Camelia Shahata, una cristiana casada con un cura copto, apareciera en un programa televisión desmintiendo que se hubiera convertido al islam y que hubiera sido encerrada en un monasterio, como apuntaba parte de la comunicad musulmana.
El caso de Shahata también desató la polémica meses atrás entre ambas comunidades, cuyos enfrentamientos se han recrudecido tras la revolución egipcia que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak, el pasado 11 de febrero.
El 8 de marzo, 13 personas murieron en un enfrentamiento que estalló después de que un grupo de coptos cortara una autopista en El Cairo para protestar por el incendio de una iglesia, unos días antes, mientras se extendía el rumor de que una mezquita estaba ardiendo.
Tanto en aquella ocasión, como ayer, la violencia azuzada por los rumores volvió a prender en la capital de Egipto, donde los cristianos, mayoritariamente coptos, representan el 10 por ciento de la población del país, calculada en unos 75 millones de habitantes.
Jorge Fuentelsaz