Zaragoza, 16 mar (EFE).- La vacuna contra la tuberculosis, desarrollada por un grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza, podría contribuir a erradicar esta enfermedad infecciosa, que afecta a un tercio de la población mundial, hacia el año 2050.
Éste es al menos uno de los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que podría ser alcanzado si la vacuna española contra la tuberculosis, que ahora está siendo probada en seres humanos, cumple con éxito todas las fases clínicas.
En una entrevista con Efe con motivo de Día Mundial contra la Tuberculosis el 24 de marzo, el responsable del grupo de Genética de Micobacterias de la Universidad de Zaragoza, Carlos Martín, ha confiado en que así sea, aunque ha reconocido que hasta que no lleguen los resultados finales no se conocerá realmente su eficacia.
"Las expectativas dan miedo", ha apuntado Martín, quien ha añadido que esta vacuna está atrayendo la atención de muchas personas, incluida la de Bill Gates, fundador de Microsoft, quien no ha descartado financiar los ensayos para acortar los tiempos.
Los "filántropos" como Bill Gates, ha señalado, quieren que el periodo que va desde que se descubre una vacuna hasta que se aplica se reduzca, ya que es una enfermedad que provoca más de un millón y medio de muertes al año, ha indicado.
Actualmente, se registran unos nueve millones de casos nuevos de tuberculosis cada año y se calcula que uno de cada diez podría llegar, en algún momento de su vida, a padecer la enfermedad que mayor cantidad de muertes ha causado, especialmente en países del tercer mundo.
De momento, esta vacuna desarrollada íntegramente en España, diseñada por la Universidad de Zaragoza y producida por la empresa gallega farmacéutica Biofabri, está siendo probada en 36 humanos, en el Complejo Hospitalario de la Universidad de Vaudois, en Lausana (Suiza).
Se trata de la principal candidata a sustituir a la actual vacuna, la BCG (Bacilo Calmette-Guerin), que ha dado muy buen resultado desde que fue utilizada de forma generalizada a partir de 1930, pero que no protege debidamente del contagio que se realiza a través de la respiración, ha explicado.
El próximo 24 de marzo se rememora el día en el que Robert Koch detectó en 1882 la causa de la enfermedad, el bacilo tuberculoso, un descubrimiento que supuso el primer paso para la elaboración de un diagnóstico.
Unos años después, en 1906, el veterinario Camille Guerin junto al microbiólogo Albert Calmette, descubrieron que la inmunidad sólo era posible si el organismo era infectado con bacilos vivos y elaboraron la primera vacuna que lleva su nombre.
Mientras que la actual BCG tiene su origen en un vacilo bovino, la diseñada por la Universidad de Zaragoza, denominada Mtbvac, ha sido desarrollada a partir de una cepa humana a la que se le ha atenuado la virulencia, sin que deje de ser capaz de activar una reacción inmunológica, una vez introducido en el paciente.
Los resultados en los ensayos con distintos animales -conejos, cobayas y primates- han sido "excelentes", pero se desconoce, por ahora, cómo será su eficacia en seres humanos, ha comentado.
En esta primera fase, liderada en Suiza por el doctor Francoise Fabri, se probará la nueva dosis, de forma aleatoria, en un grupo de personas adultas que no hayan sufrido ninguna infección tuberculosa, con el objetivo de comprobar sus seguridad y respuesta inmunogénica.
Dependiendo de estos primeros resultados en humanos, que podrán obtenerse entre uno y dos años, los ensayos se irán extendiendo de forma escalonada a grupos de menor edad, hasta llegar a los recién nacidos, el objetivo final.
Desde 1993, este proyecto de investigación ha contado con fondos de la Unión Europea, de forma ininterrumpida, también con financiación autonómica y estatal, pero la crisis no les ha dejado al margen de los recortes.
Martín ha reconocido "sentir cierto miedo", ya que una investigación de casi veinte años puede verse paralizada sin la suficiente financiación, aunque ha añadido que ve el futuro con "optimismo", porque en este sector "nada ha sido regalado".