[Comentario de LACalle] Cada vez en más lugares del mundo se hace sentir una especie de manifiesto protagonizado por jóvenes de diversos países y ciudades donde ahora la consigna es la dignidad, aún más que la lucha contra la pobreza, contra las armas y contra la corrupción.
Un grafito en el malecón de Valparaíso, Chile, deja leer esto: “Tenemos que lograr que la dignidad sea una costumbre”.
Los grafitos, que son el lenguaje de los muros de ciudad que hay por ahí esperando manifiestos, suelen ser escritos por esa irreverencia en muchos casos creativa y creadora de los jóvenes.
Y es que en varias partes de Europa y de América Latina parece haber una insatisfacción creciente y manifiesta de jóvenes que ven que la gran promesa de los sistemas del mundo, es decir, el bienestar, no ha sido cumplida, y que el principal derecho de la humanidad, es decir, la dignidad ?que soporta todos los derechos?, no ha dejado de ser mancillado.
La frase “tenemos que lograr que la dignidad sea una costumbre” es una especie de revelación de lo que ya sabíamos: que lo que más necesitamos es lo más ausente, y lo que más nos daña es lo más presente, es decir, la corrupción, que hace mal lo que trata de hacer bien, y lo que trata de hacer mal lo hace muy bien.
Luis Alirio Calle M.
@luisaliriocalle