Nairobi, 10 oct (EFE).- El Museo Nacional de Kenia, templo del patrimonio cultural del país de los safaris, ha abierto sus puertas a un invitado insólito: el duende del flamenco, inmortalizado en fotos de leyendas del arte "jondo" como el cantaor Enrique Morente.
Hasta un "¡Aaaaaayyyyyy!" grabado de la famosa cantaora Niña Pastori se ha podido escuchar en el Museo Nacional, radicado en la cima de una colina a los pies de la ciudad de Nairobi, con motivo de la exposición "Rostros flamencos. Instantes con duende".
Por las 34 fotografías que componen la muestra, inaugurada anoche con una fiesta de baile afro-flamenco, desfilan artistas como Morente, los cantaores Juanito Valderrama y Diego El Cigala, el guitarrista "Tomatito" o la bailaora Sara Baras.
Los expresivos rostros de esos artistas, enmarcado en trasfondos oscuros de los que emergen como liberados por un rayo de luz, invitan al espectador a la búsqueda estética de ese encanto misterioso que poseen los artistas flamencos: el llamado "duende".
"El duende es la magia que tiene el flamenco", dice la fotógrafa Maque Falgás, autora de las instantáneas, que ha tomado desde 1997 en el Festival de Flamenco de Torrent, cerca de su Valencia natal.
Un halo de magia exótica parece envolver también a la sala de la muestra, pues da a un patio en el que se alza, imponente, la estatua a tamaño natural del popular Ahmed, el elefante con los colmillos más grandes -16 kilos de peso cada uno- de Kenia.
La fotógrafa, siempre bajo la mastodóntica mirada de Ahmed, considera "muy especial" poder exhibir sus trabajos en el Museo Nacional de Nairobi, porque se cumplen casi dos años desde que la UNESCO declarara al flamenco, en esa misma ciudad, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
"Para el mundo flamenco, que se le reconozca de esa manera, es algo muy importante", señala Falgás, afincada actualmente en Kenia y quien ha publicado su obra en revistas especializadas como "Cuadernos Gitanos".
Con todo, el flamenco, un arte nacido en Andalucía en el siglo XVIII y muy vinculado a la etnia gitana, continúa siendo "absolutamente desconocido" para el público keniano, indica Ricardo Losa, consejero cultural de la Embajada de España, organizadora de la exposición.
Esa ignorancia se palpa en kenianos como Duncan Mwangi, guía del Museo Nacional, quien, preguntado si va a ver la exposición de flamenco, contesta sin ambages: "Si me invitan, me pasaré. Nosotros tenemos flamencos en el lago Nakuru".
Para evitar la recurrente confusión con esa ave zancuda, Falgás espera que la muestra, que puede visitarse hasta el próximo 9 de noviembre, "llegue lo máximo posible al público keniano".
Por eso, el museo proyectará también dos películas sobre el mundo del flamenco: "Alma gitana" (1996) y "La leyenda del tiempo" (2006).
La primera cinta, de la cineasta española Chus Gutiérrez, narra la historia de amor entre un joven payo "bailaor" y una estudiante gitana en el multicultural barrio de Lavapiés, en Madrid.
Mientras que "La Leyenda del tiempo" es un documental del director español Isaki Lacuesta que lleva por título el nombre del disco homónimo del legendario cantaor Camarón de La Isla grabado en 1979, un álbum revolucionario que abrió el flamenco a la fusión.
Una fusión de la que se ha enamorado el coreógrafo y bailarín keniano John Maina, conocido artísticamente como "Miche Miche", quien cree que el baile flamenco y la danza africana comparten "un sentimiento espiritual que sale de dentro".
"He oído hablar del duende", confiesa a Efe Maina, que no dudó en viajar el año pasado a España para aprender "diferentes ritmos" flamencos.
"Fui a España -explica- a aprender flamenco. Pasé allí un mes. Estuve en Vitoria. Tengo una amiga que es profesora allí y decidí tomar clases de flamenco. El baile flamenco tiene mucha fuerza, es muy tradicional".
"Estoy planeando volver a España. Quiero verme bailando como solista y tocando las palmas", añade Maina con una amplia sonrisa, mientras improvisa un alegre palmeo acompañado de un "zapateao".