Esta es la historia de Juan Manuel quien a sus 14 años guiado por su atracción por el mar y curiosidad por saber lo que esconden los fondos oceánicos, literalmente se sumergió en la carrera de ser buzo, sin saber que esta lo llevaría a poner su conocimiento y tiempo al servicio del medio ambiente.
Esta profesión, hobbie o deporte, permite que las personas, a través de la inmersión, descubran el gran valor de los océanos, un recurso que sin duda, vale mucho más vivo que muerto. La conservación es parte de la vida de casi cualquier buzo.
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El tremendo entrenamiento necesario para introducirse en un mar, alejarse de la luz natural y depender del aire que se lleva consigo, logra que se deje atrás la indiferencia y se entienda la importancia que tienen los océanos para nuestra vida y nuestro planeta.