Siete miembros del último Secretariado de la extinta guerrilla Farc recibieron este martes la máxima sentencia por 21.000 secuestros en Colombia, y deberán pagar con ocho años de trabajos, búsqueda de desaparecidos y otras penas alternativas a la cárcel, según un fallo del tribunal surgido del acuerdo de paz.
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La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) determinó que Rodrigo Londoño Echeverri, alias ‘Timochenko’; Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel Redondo, Jaime Alberto Parra, Julián Gallo y Rodrigo Granda deberán trabajar por ocho años en la búsqueda de personas desaparecidas, recuperación del medio ambiente, en medio de restricciones a la movilidad y la obligación de realizar otras actividades para dignificar a las víctimas, de acuerdo con lo estipulado en el pacto de 2016 que llevó a su desarme y transformación en partido político.
De acuerdo con la JEP, “los sancionados tendrán restricciones de derechos y libertades, entre ellas las relacionadas con la movilidad, la residencia y el trabajo. Deberán cumplir horarios, permanecer en los lugares determinados, estar bajo monitoreo permanente mediante un dispositivo electrónico y participar en los proyectos restaurativos durante el tiempo fijado en la sentencia”.
Las penas alternativas a la prisión fueron pactadas en el histórico acuerdo firmado en 2016 entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), y el entonces gobierno del Nobel de la Paz Juan Manuel Santos.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) encontró victimarios a los excomandantantes del llamado Secretariado de 21.396 personas secuestradas antes de dejar las armas.
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El tribunal tardó más de siete años en dictar su primera sentencia, en medio de críticas de los detractores del acuerdo de paz por su supuesta laxitud con los guerrilleros, que también están imputados por otros crímenes de lesa humanidad como reclutamiento de menores.
Durante su prolongada lucha, las Farc tomaron como rehenes a militares, policías, empresarios y dirigentes políticos como Ingrid Betancourt. Imágenes de los secuestrados famélicos y encadenados en celdas de alambre en la selva le dieron la vuelta al mundo.