Viena, 21 feb (EFE).- Irán sigue adelante con su política de dar pequeños pasos desafiantes con su programa nuclear, al iniciar la instalación de nuevas y más rápidas centrifugadoras de gas en su principal planta de enriquecimiento de uranio en Natanz.
Así lo informó hoy el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que emitió en Viena un informe reservado a sus países miembros sobre el estado de sus investigaciones en Irán.
Los inspectores de la agencia nuclear de la ONU ha contabilizado en Natanz 180 centrifugadoras o armazones de centrifugadoras del avanzado tipo IR-2m, detalla el documento, al que tuvo acceso Efe.
Estas máquinas son entre tres y seis veces más rápidas que las unidades IR1, usadas hasta ahora por Irán y con las que ha enriquecido ya unas 9 toneladas de uranio.
La continuada instalación de centrifugadoras y su modernización contravienen las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide un cese completo del enriquecimiento como medida para crear confianza.
El informe del OIEA matiza que las nuevas centrifugadoras, cuya instalación fue anunciada hace un mes mediante una carta enviada por Irán a la agencia nuclear, no están en funcionamiento todavía.
Según esa misiva, la agencia nuclear estima que Teherán pretende instalar 18 cascadas de las nuevas centrifugadoras (con entre 164 y 174 unidades) en Natanz, es decir, unas 3.000 máquinas del tipo "IR-2m", producidas íntegramente en Irán.
En total, el documento técnico del OIEA indica que ha contabilizado que Irán ha enriquecido hasta ahora en sus diferentes instalaciones 8.271 kilos de uranio hasta el 5 por ciento de pureza, 660 kilos más que en el último informe de noviembre.
Mientras, se han producido 280 kilos de uranio enriquecido hasta el 20 por ciento, 47 kilos más que en noviembre, con lo que se mantiene aproximadamente el ritmo de producción del pasado.
A partir de una pureza del 20 por ciento se habla de uranio altamente enriquecido, un nivel desde el que es más fácil pasar al 90 por ciento necesario para la construcción de bombas atómicas.
Irán asegura que produce uranio enriquecido al 20 por ciento para fabricar el combustible que necesita para un reactor científico en Teherán, usado en la lucha contra el cáncer.
Las nuevas revelaciones del OIEA llegan cuando Irán y las cinco grandes potencias del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido), más Alemania, se preparan para una nueva ronda de negociaciones que se celebrará en Kazajistán.
Diplomáticos occidentales han señalado en los últimos días que la comunidad internacional ofrecerá a Irán algunas facilidades en el comercio con oro a cambio de suspender sus actividades de enriquecimiento, algo que Teherán ya ha rechazado.
El texto denuncia, además, el estancamiento de las negociaciones entre Irán y el OIEA sobre el llamado "procedimiento estructurado" para esclarecer temas pendientes en la investigación, sobre todo las posibles dimensiones militares del programa nuclear iraní.
Para ello, los inspectores del OIEA exigen desde hace un año acceder a la base militar de Parchin, cerca de Teherán, donde los servicios de inteligencia occidentales sospechan de actividades clandestina relacionadas con el programa nuclear iraní.
Sin embargo, Teherán se niega a permitir al OIEA esta visita, al tiempo que imágenes por satélite obtenidas por la agencia nuclear indican que Irán lleva a cabo trabajos de limpieza en ese lugar.
"Las actividades extensivas y significantes que se realizan desde febrero de 2012 en Parchin preocupan porque socavan seriamente la capacidad del OIEA para una verificación efectiva", según el informe.
Por eso, el director general del OIEA, Yukiya Amano, reconoce que "no puede informar sobre ningún avance para esclarecer los asuntos pendientes, incluyendo aquellos sobre posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán", concluye el documento.
Occidente -con Estados Unidos, la Unión Europea e Israel a la cabeza- temen que Irán quiera usar un supuesto programa nuclear civil para fines militares.
Por eso, EEUU y especialmente Israel no descartan atacar Irán para destruir sus capacidades nucleares.
Teherán rechaza las acusaciones de Occidente y asegura que sólo tiene intenciones atómicas pacíficas, como la generación de energía eléctrica, y usos médicos como la lucha contra el cáncer.