Este atentado terrorista no solo derribó un helicóptero de la Policía Antinarcóticos sino que apagó la vida de 13 uniformados y las de sus familias.
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Las víctimas son: el mayor Carlos Mateus Ovalle, piloto de 35 años con 14 años de servicio y oriundo de Bucaramanga.
El capitán Francisco Javier Merchán, también piloto y nacido en Duitama, Boyacá, 34 años de edad, de los cuales doce años estuvo en la institución.
También fue asesinado el subteniente Nicolás Ovalle, era comandante, bogotano de 22 años de edad y 20 meses en la policía. El subintendente José Mario Camacho, artillero, nació en La Montañita, Caquetá, con 34 años de edad. Prestaba su servicio a la patria desde hace 10 años.
También fueron asesinados nueve patrulleros: Michael Areiza, era el fusilero, nacido en Cali y de 30 años. Llevaba tres años en la Policía.
Jonathan Jiménez era el guía canino, oriundo de Medellín con 33 años, prestaba servicio en la institución desde hace tres años.
También fue asesinado Richard Duván Lagos, de 28 años y nacido en Guaitarilla, Nariño. Desde hace tres años era el encargado de la ametralladora pesada.
Patrullero Yeison Samboní Lazo, de Balboa, Cauca, tenía 28 años y tres de ellos en la institución, era el señalero.
José Daniel Varela, barranquillero de 24 años, era el encargado del trimble y tenía cuatro años en la Policía.
Neyver Vásquez Zúñiga nació en Santander de Quilichao, Cauca, hace 25 años. Desde hace tres años estaba en la Policía y era el aplicador.
Rafael Anaya, de 29 años y tres en la institución, era el explorador, oriundo de San Marcos, Sucre.
El patrullero Edwin Zúñiga Galíndez nació en Garzón, Huila. Tenía 27 años y también tres años en la fuerza pública, se encargaba de hacer las detecciones.
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Y finalmente Juan José Guzmán, de 23 años y nacido en Bogotá, apenas tenía seis meses de servicio y hacía las funciones de explorador.
Sus cuerpos serán trasladados a sus lugares de origen con sus familias cuando terminen los procesos forenses en Medicina Legal.
