Fue un antes y un después desde aquel sábado 28 de abril de 2018. El taponamiento de uno de los túneles de desviación del río Cauca, producto de un derrumbe, removió la tierra y desató la incertidumbre de los colombianos.
El proyecto de generación de energía eléctrica más ambicioso de Colombia en su historia, amenazó con colapsar.
Más de 25 mil personas, aguas abajo del segundo río más importante de Colombia, con su caudal reducido hasta en un 80 por ciento, tuvieron que dejarlo todo. Después vinieron las millonarias pérdidas y llegaron las investigaciones.
Sin embargo, el empeño de funcionarios, la resiliencia de los pobladores y la esperanza de los antioqueños le dio fuerza a la megaobra que a pesar de las adversidades nunca se detuvo.
Dos años después de atender la contingencia, los progresos en lo técnico, lo ambiental y social son evidentes.
En lo social, 1.990 familias del corregimiento de Puerto Valdivia, en el Bajo Cauca antioqueño, han regresado a sus hogares. 265 grupos familiares que aún no retornan, continúan recibiendo apoyos económicos de EPM que ascienden a 31 mil millones.
Y con las 74 familias damnificadas, a 65 se les han suscrito contratos con EPM y a 27 recibieron el pago por las afectaciones y se les ofreció orientación para la inversión de los recursos entregados.
En lo ambiental se han suscrito 15 convenios con la academia para estudiar y conservar los ecosistemas acuáticos y terrestres del Bajo Cauca antioqueño.
En cuando a lo técnico, en el túnel derecho de desviación, donde se originó la contingencia, se construye un tapón definitivo, las dos compuertas del túnel auxiliar de desviación fueron reparadas e instaladas de nuevo, se avanza en la limpieza y el retiro del puente grúa principal y de los equipos dañados en casa de máquinas y las obras del vertedero están finalizadas y con su operación estable.
Dos años después, Hidroituango representa la futura demanda de energía de más de ocho millones de hogares colombianos.