Durante la conmemoración del mes del Padre, celebramos historias que se tallan con amor, como la de Serna Luthiers, una familia unida por la música y el arte de trabajar la madera.
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Una vida para transmitir legados y una historia de amor, herencia y manos que crean. Aunque Edwin era ingeniero de formación, sintió que su verdadera vocación estaba en el alma de los instrumentos.
Así llegó a la luthería, no solo como oficio, sino como un camino para reencontrarse con su padre y más tarde, con su hijo.
Allí, entre virutas y cuerdas, el tiempo se detiene. Cada guitarra es un acto de ternura, una conversación silenciosa entre generaciones. Hoy, es Efraín Serna, su hijo, quien lo observa con los mismos ojos entusiastas y ávidos de aprender. Lo escucha, aprende, repite. Porque en esa madera que talla, también moldea memoria y amor.
Para Edwin es inevitable no emocionarse al ver cómo Efraín, su hijo, lo observa, aprende y continúa el legado. Cada detalle es una herencia de amor que vibra con las cuerdas de una guitarra hecha a mano.
En esta historia los Luthiers Serna no construyen solo instrumentos: construyen lazos, de esos indivisibles que suenan fuerte, como una canción eterna cantada a dúo entre padres e hijos.
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