Si usted visita esta casa tiene que ser prudente con lo que habla porque aquí, en este hogar poderoso, vive Norelia Carmen Uribe Ospina quien nació un 20 de septiembre de 1944 y desde pequeña tuvo claro, que si llegaba a gustarle el fútbol sería hincha de Medellín.
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“La primera vez que fui al estadio nos fuimos para sur con Huila, perdimos y desde eso estoy sufriendo y aguantando al Medellín”, cuenta Norelia.
El amor por el poderoso se lo enseñó su esposo Miguel Ángel Tamayo, y aunque su amado ya partió al cielo, el mejor legado que le dejó es querer al rojo de la montaña.
“Él nos decía: el mercado lo fían, en la carnicería te fían, pero la entrada al estadio no la fían, primero Medellín que lo que sea y entonces me fui enamorando mucho, mucho, más del Medellín que de él, yo creo”, dice.
El mayor orgullo de esta hincha poderosa es que sus hijos amen a Independiente Medellín tanto como ella, eso sí, nadie fue obligado a vestirse de rojo.
“Donde hubieran salido hinchas de Nacional, yo creo que les había echado de la casa”, bromea.
Carmelita, dedicó su vida a enseñar, pero incluso, el amor por el Medellín lo llevaba a las aulas de clase.
“Los alumnos hinchas de Nacional me molestaban y yo los molestaba a ellos u les decía: usted es hincha de Nacional, usted no va a ganar el año, tiene que pasarse para el Medellín para que pueda ganar el año”, expresa.
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Norelia lleva más de 70 años siguiendo a Medellín por Colombia. Estuvo en la final del 2002 y del 2004, incluso viajó acompañando al poderoso a la Bombonera en 2003 y 2020, y está segura que mientras le quede alientos, apoyará a Independiente Medellín.
“Si los pies no te dan para jugar, juega con el corazón, vamos rojo por la séptima este año, sí”, asegura.