Los primeros 90 minutos de la final del Fútbol Profesional Colombiano se jugaron en la capital, pero se vivieron en los barrios y comunas de Medellín. La fiesta comenzó desde temprano, los hinchas embellecieron de color rojo la ciudad, en diferentes barrios.
Pero la hora, afortunada y desafortunadamente, había llegado. Caía la tarde y era el momento de reunirse, a disfrutar o a sufrir por el 'poderoso', aún no se sabía.
Con bandera en mano, la camiseta puesta con orgullo y toda la ilusión de traerse la ventaja a casa se unieron los hinchas de Independiente Medellín con un mismo sentimiento: Ser campeones.
Cada remate al arco les robaba un aliento, pero les daba esperanza. Y al final, la fe está puesta en el domingo, porque el hincha rojo cree que este año sí llegará la séptima.
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