Hay conversaciones inolvidables, como la de aquella breve plática un día a eso de las 5 de la mañana antes de abordar un bus para Medellín. Esto marcó la vida de no solo de Marlon Pérez, sino de Alfonso Aristizábal, el primer entrenador de este ciclista. Su relación siempre marchó sobre ruedas, incluso, su última conversación la semana pasada siempre demostró el afecto que Marlon tuvo por quien lo impulsó a pedalear.
“Comenzamos a arrancar y desde un principio él mostró siempre un espíritu de competitividad, las ganas de triunfo que Marlon manejó durante toda su vida no las tiene ningún deportista en Colombia”, cuenta Alfonso Aristizábal, entrenador de Marlon Pérez.
Para Alfonso, Pérez era un ejemplo de tenacidad y resiliencia y señala que su competitividad era de las cualidades más valiosas, pues siempre se proyectaba como un campeón que entregó todo al deporte.
“Ojalá esa cualidad que Marlon nos mostró aparte de su empatía, de su alegría, de su desparpajo, de un hombre alegre dicharachero, conversador, eso lo tienen muy pocos deportistas en Colombia entonces, para mí, es una enseñanza que él nos dejó, su alegría sus ganas de competir, sus ganas de triunfar”, agrega.
Este, aunque es el último de sus embalajes, seguirá en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de acompañar su recorrido y quedará escrito su nombre, laureado, en las páginas del deporte nacional.
