Con palabras entrecortadas y una tristeza entre cada suspiro, hoy Octavio Cardona intenta comprender lo incomprensible: la pérdida de su esposa y su hijo en medio del derrumbe que azotó al sector de San Isidro en Sabaneta el jueves 8 de mayo. María Elena, a tan solo un día de cumplir 78 años, y su hijo William, que había viajado desde Pereira ese mismo día para estar con su familia, no sobrevivieron.
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“¿Ahora a quién voy a encontrar yo en mi casa? La casa está allá todavía, no es propia, pero la casa todavía está allá, pero a quién voy a encontrar”, relató el hombre.
A este relato le suma que para él, la vida ya no es la misma en ningún sentido. Don Octavio Cardona con los ojos llenos de incertidumbre y dolor no asimila, y seguro nunca lo hará. El derrumbe no solo le arrebató a sus dos seres amados, también sepultó los planes de un cumpleaños y celebrar junto con María Elena el Día de la Madre. hombre
“No voy a tener quien me reciba si voy aliviado, si voy enfermo, tengo que defenderme yo solito y si yo estuviera un poco más joven, pues sería más distinto, pero en la edad que yo estoy, uno porque tira resistencia, pero en la edad que yo estoy no es tan fácil”, manifestó el hombre.
William, el hijo, había llegado en la tarde de ayer de Pereira, ilusionado por compartir con sus padres. Pero la montaña, sin aviso, se vino abajo. La tierra, el lodo y el agua lo borraron todo en minutos. Lo que serían unos días de celebración se convirtió en una pesadilla, que uno de sus hermanos ya había soñado y presentido. hombre
Hoy, don Octavio recibe atención médica y acompañamiento psicosocial. Además de una herida visible en su mano, le queda una cicatriz más profunda, la que deja el amor perdido.