Cuadrillas de funcionarios como estos recorren día y noche, por aire o por tierra, las orillas del río Medellín-Aburrá. Su misión es monitorear el color de las aguas y hacer constantes pruebas para controlar vertimientos de colorantes a afluente.
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Pero el trabajo va más allá de ejercer su papel de autoridad ambiental. Tras la alianza Corantioquia-Área Metropolitana se realiza capacitación, asesoría y acompañamiento a los empresarios para que den una correcta disposición a sus colorantes y se acojan a las normas ambientales. No obstante, se cuenta con Instrumentos de monitoreo, registro fotográfico, Cámaras infrarrojas y hasta un dron para hacer una vigilancia efectiva.
En esta empresa de tintas ubicada al sur del Valle de Aburrá dan fe de estos procesos. Aquí diseñaron sistemas de filtración y selección del agua, logrando devolverla al río de manera limpia.
Desde el año 2013 Corantioquia ha adelantado 11 procesos sancionatorios a empresas que han teñido este río, se han impuesto 2 multas que van desde los 154 hasta los 584 millones de pesos e identificó 6 puntos críticos donde se realizan algunas descargas ilegales. Aquí es donde más se concentran los operativos.