Nicolás Fernando Calle nació en Medellín el 8 de septiembre de 1958, en un hogar donde la palabra tenía un valor especial. Su padre, don Jorge, un campesino de corazón noble, le enseñó que el amor se demostraba todos los días, como cuando le decía a su madre: “Quiero cristalizar montañas para verte”. Su madre, doña Ligia, maestra de vocación, mona de ojos claros y con una caligrafía envidiable, le heredó el amor por las letras. Piolín
Desde niño, soñaba con contar historias, y aunque antes de ser ‘Piolín’ le decían ‘Rubio’, su destino estaba escrito con tinta y micrófono. De pequeño, ensayaba clases enteras y convencía a sus profesores para que lo dejaran dictarlas. En casa, devoraba revistas de ciclismo y soñaba narrar las gestas de los pedalistas colombianos.
El mejor periodista de la cuadra: así fueron sus inicios
Antes de que su voz se convirtiera en referente del periodismo deportivo en Colombia, pasó por la Universidad Pontificia Bolivariana, donde su graduación fue una fiesta, porque hasta los que no creían en él terminaron celebrándolo. Su camino en los medios comenzó cuando Mario Duque lo invitó a ‘Mario Deportes’, donde mostró su talento y dio sus primeros pasos en la radio. Más tarde, Wbeimar Muñoz le daría el impulso definitivo en el programa radial ‘Wbeimar lo dice’, exigiéndole una diferencia que él mismo tardó en descubrir, pero que con el tiempo se hizo evidente: Piolín no solo informaba, conectaba con la gente.
Con el tiempo, se convirtió en un periodista con sello propio. Su estilo, una mezcla de análisis, humor y frases memorables, lo llevó a convertirse en ‘El hombre de las frases’. Una de sus máximas es clara: “Las cosas tienen que ser hoy, esto pasa rápido”. Y vaya que lo ha demostrado.
Su manera de hacer periodismo no busca vulnerar, sino rescatar y multiplicar actitudes. ‘Piolín’ no solo informa, sino que inspira. Practicante de la ‘bacanería social’, tiene una filosofía clara: en el periodismo y en la vida, hay que dejar rastro en lugar de seguir huellas.
“Yo qué voy a saber, güevón”: un recuerdo inolvidable
Uno de los momentos más recordados de su carrera llegó en una entrevista con Rigoberto Urán en el Tour de Francia. La respuesta espontánea del ciclista, “Yo qué voy a saber, güevón”, se hizo viral y marcó un hito en la relación entre periodista y deportista. Días después, Rigo lo llamó para decirle: “La rompimos con esa respuesta”, mientras comía arroz y tajadas. No solo eso: la convirtió en un eslogan para su línea de ropa. La historia continuó cuando, en una transmisión en vivo, Rigo le dijo que ya le “traigo las tajadas”, anécdota que Fernando terminó contando al aire en medio del noticiero matutino de Darío Arizmendi.
Un padre orgulloso y su mayor trofeo: Sara
Pero más allá de la radio y el ciclismo, su mayor éxito no está en un cubrimiento ni en una entrevista icónica. Para ‘Piolín’, su más grande trofeo es ser padre de Sara. La vio crecer, convertirse en profesional y hasta sorprenderlo cuando le dijo que ya declaraba renta. Aunque la vida la ha convertido en toda una mujer, él la sigue viendo como su niña.
Una carrera de resistencia y amor por el ciclismo
Desde hace más de 20 años, Nicolás Fernando Calle ha cubierto las más grandes vueltas ciclísticas del mundo. Su amor por el ciclismo sigue intacto, como aquel niño que, sobre los hombros de su padre, tocaba el cielo con los pies en la tierra, quien soñaba con narrar las más grandes del ciclismo. Su voz ha acompañado gestas históricas y su sello sigue siendo inconfundible en Caracol Radio.
Porque si algo ha demostrado en su vida es que no hay que seguir huellas, sino dejar rastro. Y sin duda, el rastro de ‘Piolín’ en el periodismo deportivo es imborrable.
Fernando Calle 'Piolín': tocando el cielo con los pies la tierra
Ver esta publicación en Instagram