Este era el panorama hace dos años en el ingreso y el parque de Girardota. Miles de feligreses llegaron hasta este territorio en peregrinación por Semana Santa. Sin embargo, así lucen ahora.
Las medidas restrictivas para evitar el aumento de contagios han reducido la afluencia de peregrinos de forma considerable, pues a las actividades religiosas sólo pueden asistir los habitantes de Girardota.
Carlos López, un comerciante que se dedica al rebusque durante Semana Santa, es una de las pocas personas que intentó llegar hasta esta población del norte del Valle de Aburrá. Su entrada fue negada debido a los controles.
En diferentes puntos de Girardota han sido establecidos puestos de control para la evitar el ingreso de los feligreses. Solo en la entrada principal hay más de 30 uniformados del Ejército, la Policía y del tránsito local para impedir el ingreso de los visitantes.
Por lo general, más de 30.000 personas llegaban hasta la iglesia de Girardota como peregrinación al santuario del Señor Caído. Hoy las medidas son restrictivas y con limitaciones para el acceso a los eventos religiosos.