La compra que hace el Grupo EPM por 965 millones de dólares de la chilena Aguas de Antofagasta, le permitirá a la empresa operar la planta desalinificadora más grande de América Latina. Eso significa entrar a un negocio futurista, en el que ya trabajan algunos países desarrollados para garantizar el suministro hídrico de manera sustentable.
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