Rubén es uno de los comerciantes de la Placita de Flores afectado por el COVID – 19, pues desde que inició la cuarentena su negocio de cacharrería tuvo que ser cerrado por no estar dentro de las excepciones del decreto del Gobierno Nacional.
Solo llega a la placita para mirar cómo están sus utensilios de hogar que vende en el local que tiene hace 7 años y con tristeza cuenta que está sobreviviendo con sus ahorros que el negocio le ha podido brindar.
Como el de él, los negocios de venta de flores también están cerrados, solo unos pocos establecimientos donde se comercializan abarrotes, alimentos y medicina tradicional están al servicio del público.
En cuanto a las medidas de bioseguridad, allí se han adoptado medidas especiales. Al ingreso de la Placita de Flores se toma la temperatura de los visitantes para prevenir el coronavirus, además se realizan jornadas de desinfección con frecuencia en los locales y cada uno de ellos tiene alcohol y antibacterial.
La Placita de Flores está compuesta por 340 locales, de los cuales 160 son negocios y de ese número solo el 40 % son de abastecimiento de alimentos.
Los locales de zapatería, odontología, miscelánea y artesanías están cerrados desde el 21 de marzo.