Cada dos meses, un grupo de 70 personas, entre ellas, 17 médicos, odontólogos, psicólogos y evangelizadores, realizan una brigada de salud y educación religiosa en barrios y zonas vulnerables en los diez municipios del Valle del Aburrá. Allí, comparten juegos, alimentación, hábitos sanos y le muestran a niños y jóvenes rutas de la vida que los aleje de la violencia.