Daños a la infraestructura del estadio, uso de elementos pirotécnicos para atacar a la Policía e hinchas, ataques y enfrentamientos dentro y fuera de la unidad deportiva, tenencia de armas blancas en el interior del escenario, que ponen en peligro la seguridad y la vida de transeúntes y medios de comunicación ponen en duda la efectividad del modelo de vigilancia.
Ante este panorama registrado en la final de la Copa Betplay entre Atlético Nacional y Deportivo Independiente Medellín, uno de los principales cuestionamientos tiene que ver con el dispositivo de seguridad que prestan las autoridades en estos escenarios ¿es efectivo?
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“El llamado es a una reflexión local que puede hacerse desde la Comisión Local de Fútbol, que tiene que hacerse en las barras populares, en las barras organizadas y en este escenario local es donde yo siento que tenemos que hacer un alto en el camino”, dijo sobre el actual modelo de vigilancia el concejal Andrés Tobón.
No es la primera vez que se registran estos hechos en una final. En la Copa Betplay 2024 entre América de Cali y Atlético Nacional se registró el mismo panorama pero en el estadio Pascual Guerrero y sus alrededores. Una batalla campal con bengalas y cohetes de pólvora hacia la Policía y entre hinchas, daños a la infraestructura del estadio e incluso el uso de armas blancas empañaron la fiesta deportiva y ponen en duda este modelo.
“Yo creo que la seguridad de estos procesos deportivos debería revisarse, no solamente la Policía sino que debería haber otro tipo de apoyo y que estas mesas determinen cuál es la forma en que se va a proteger a todas las familias que van”, manifestó por su parte Andrés Bedoya, candidato al Senado, sobre el modelo de vigilancia actual.
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Otro de los interrogantes que surgen tras lo visto una vez terminado el partido, es si deben seguir siendo los equipos y sus encargados de logística, los responsables de garantizar orden y seguridad en el interior del estadio. Anoche, como hace un año en Cali, el personal fue insuficiente y se vio superado ante la turba enardecida que puso en riesgo la integridad de otros aficionados, deportistas, comunicadores y al mismo personal logístico.
Aunque se dictan sanciones y se ofrecen recompensas por los responsables de los desmanes, las acciones a través de este modelo hasta ahora parecen no ser efectivas o suficientes para alcanzar lo que tanto se pregona pero no se aplica, el fútbol en paz.
