Tras esta reja de una residencia en el barrio Buenos Aires, comuna 9 de Medellín, la incertidumbre es el pan de cada día. Elena tiene 68 años, 40 de ellos viviendo en esta zona, es discapacitada y vela las 24 horas del día por su hijo de 42 años, con esquizofrenia, y su hermano de 56 años, con secuelas graves por una meningitis.
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Dice que ajusta una semana sin dormir tranquila desde que le notificaron que debía evacuar su vivienda por estar en riesgo de colapso.
Esta mujer afirma que no entiende porque le ordenaron salir de su casa y aclara que no tiene para donde irse.
Se aferra a Dios para cuidar de sus familiares discapacitados y explica que aunque le ofrecieron el pago de un arriendo mientras esta por fuera de su vivienda, no tiene la facilidad de salir a buscar un inmueble que se ajuste al subsidio que le ofrecen.
En medio del silencio, del dolor por tener que abandonar su casa y sin nadie que los cuide o ampare, Elena, tiene un sueño: conocer a Federico Gutiérrez.
La preocupada mujer pese a la difícil situación que sortea, no pierde su sonrisa y el ánimo de seguir abrazando a su hijo y hermano… ella se aferra a la esperanza de no tener que abandonar su rincón de amor.
