Este martes los ciudadanos de Estados Unidos están llamados a las urnas para determinar el futuro político del país durante los próximos cuatro años. Las encuestas evitan dar por sentada la victoria de alguna de las dos candidaturas, pues se pronostican unas elecciones muy ajustadas.
La vicepresidenta Kamala Harris aspira a prolongar el Gobierno demócrata ante un Donald Trump que busca hacer historia volviendo a la Casa Blanca cuatro años después.
Durante la última jornada de votaciones anticipadas, donde unos 75 millones de personas han depositado ya sus votos, Harris, la candidata del Partido Demócrata y actual vicepresidenta, se concentró en Pensilvania.
Mientras el candidato del Partido Republicano y expresidente Donald Trump realizó un recorrido por varios estados clave y participó en eventos en localidades de Carolina del Norte, Pensilvania y Michigan.
Aunque 250 millones de estadounidenses están llamados a las urnas, todo se jugará en un puñado de estados clave.
Pensilvania es el más codiciado de los estados bisagra, con 19 votos electorales en juego. Este territorio ha demostrado ser un barómetro político clave desde 1988, votando al ganador en 10 de las últimas 12 elecciones presidenciales.
Para ganar las elecciones el candidato necesitará ganar 270 votos de los colegios electorales de 538, cada estado tiene más o menos votos según el tamaño de su población y el número de congresistas.
La atención está centrada en estos estados, donde cada movimiento y cada voto pueden decidir si Kamala Harris se convierte en la primera presidenta de Estados Unidos o si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.