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Bogotá, 12 feb (EFE).- El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que trabaja desde hace cuatro décadas en Colombia, ha asumido en las liberaciones de secuestrados de las FARC un papel crucial y muy particular en la búsqueda de la paz en este país, el único en Sudamérica donde persiste un conflicto armado interno.
Si bien la exsenadora Piedad Córdoba actúa como mediadora con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para las liberaciones que esta guerrilla inició el miércoles y que planea concluir el domingo con un total de cinco entregas de secuestrados, el CICR es el coordinador de esta delicada misión.
"Eso hace parte de nuestra labor, trabajamos en conflictos armados nacionales e internacionales para aliviar las consecuencias humanitarias", explicó a Efe María Cristina Rivera, portavoz del CICR en Colombia.
Rivera aclaró que el organismo participa como un "intermediario neutral e imparcial" y recordó que ha estado presente en la liberación de cientos de rehenes en Colombia y de restos de víctimas de secuestro.
Una labor silenciosa y arriesgada que ha llevado al CICR a participar incluso en operaciones secretas en las que las partes han solicitado su intervención.
Entre las misiones de la Cruz Roja Internacional está la asistencia a población desplazada, a indígenas en medio del fuego cruzado, a víctimas de ejecuciones sumarias, de violencia sexual, de reclutamiento forzoso de menores y de minas antipersonales.
Además, sus integrantes han visitado con la máxima discreción a secuestrados por grupos armados ilegales en zonas muy aisladas.
Aunque el CICR está en muchos puntos del planeta dando asistencia humanitaria, en Colombia actúan como los héroes de las películas de Hollywood cuando acuden a remotos lugares de la selva, muchas veces bajo las inclemencias del tiempo amazónico, a recoger a los rehenes que la guerrilla decide liberar de forma unilateral.
Una labor rigurosa que comienza con la aceptación de las partes y continúa con la logística y la suscripción de protocolos de seguridad con el Ministerio de Defensa. Sólo después parten a la jungla.
Los mismos miembros del CICR que participan en esas misiones, como la que se desarrolla esta semana, "neutralizan" con los símbolos del organismo a los helicópteros, que en algunas ocasiones han sido venezolanos y en las últimas, facilitados por el Gobierno de Brasil.
Los aparatos parten a destinos cuyas coordenadas sólo conocen los pilotos y que son facilitadas por la mediadora, la exsenadora Piedad Córdoba, después recogen a los cautivos y los devuelven a la libertad tras años retenidos.
Las partes "aceptan nuestro papel y nuestros procedimientos", afirmó Rivera a Efe, al añadir que en el caso de las liberaciones que se desarrollan esta semana, "por primera vez" el organismo hace "un acompañamiento psicológico a los familiares más próximos".
El CICR contactó hace algunas semanas a las familias en sus domicilios de Montería, Lorica, San José del Guaviare, Garzón y Bogotá "para prepararlos en el recibimiento y el choque emocional del encuentro", precisó la portavoz.
Esa labor continuará hasta que las familias y los mismos liberados lo deseen; "el objetivo es la recuperación total", añadió Rivera.
El CICR tiene presencia en Colombia desde 1969, pero solo hasta 1981 suscribió un "acuerdo de sede" con el gobierno para realizar desde ésta sus labores humanitarias. Actualmente cuenta con casi una veintena de oficinas en todo el territorio nacional.
Desde enero de 2008, el organismo ha participado en la puesta en libertad de quince rehenes de las FARC, entre políticos y uniformados, incluidos por esta guerrilla en un listado de "prisioneros de guerra" a los que pretendía canjear por medio millar de presos.
Roberto Rojas Monroy