Complicado se torna el futuro del DIM, porque a la difícil situación económica se le suma ahora el mal momento deportivo que lo aleja del grupo de los ocho y lo compromete desde ahora a pensar en el tema del descenso para el próximo año.
Fue tan pobre la presentación del DIM ayer ante Envigado, que tras la derrota (1-0) el técnico Guillermo Berrío lloró en el camerino, luego expresó públicamente su pena con la afición y puso su puesto a disposición de los directivos.
“A mí me da pena con la afición del Medellín. Me da tristeza y lloré. Hay jugadores que también lloraron, y una persona que quiere mucho esta institución, como es “Calentano” (Alberto Moreno), nuestro utilero, también lloró”, contó el técnico Berrío minutos después de que habló con el grupo en el interior del camerino.
Y concluyó, “por eso le dije a don Libardo (Serna, el gerente deportivo), si yo soy el problema, hable con la junta directiva y no hay problema. Igual se lo dije a los muchachos”.
Y es que no era para menos, porque ver a un Medellín completamente limitado, con un fútbol plano, lento, anunciado, sin variantes ofensivas, con muchas dificultades defensivas y sin hacer un remate directo a puerta en 90 minutos, desilusiona a cualquiera, llámese directivo, técnico, jugador o hincha.
Fue una presentación que rayó con lo vergonzoso y lo doloroso, que incluso permite concluir que Envigado no tuvo que esforzarse al máximo sino recurrir a la táctica y a la inteligencia para manejar la ventaja que consiguió muy temprano.
Como local, el Naranja planteó un partido para ganar. Tomó la iniciativa casi desde el pitazo inicial y, después de un solo anuncio en una jugada que falló Córdoba, el mismo atacante capitalizó un centro de Farid Díaz y con un impecable cabezazo puso el balón en la red (m.22).
Bastó un cambio de frente, Díaz que gana la espalda de la defensa Roja y el juvenil que supera a los centrales Rancan y Leiton con un certero frentazo para liquidar el partido.
Pudo Envigado aumentar la diferencia en dos jugadas consecutivas, un remate de Lemus que “Brecas” envió al tiro de esquina y otro de Quintero desde el borde del área, en el rebote de ese cobro de esquina, que también salvó el arquero del Rojo.
Después Envigado se replegó en su campo, esperó, contragolpeó y por momentos, especialmente en el complemento, le dio un repaso de toque a su rival.
El DIM terminó en una herradura sobre el área de Envigado, pero sin hacer ningún daño, sin crear opciones y sin exigir una sola vez al portero Barahona.
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