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El Cauca colombiano vive escéptico y en guerra el diálogo entre el Gobierno y las FARC

Colombia

 

Toribío (Colombia), 6 abr (EFE).- En medio de los diálogos entre el Gobierno colombiano y las FARC en Cuba, el conflicto armado no cesa, en especial en el convulso departamento del Cauca, donde la guerrilla persiste en la que podría ser su última ofensiva si las partes alcanzaran un acuerdo de paz.

Cuatro soldados murieron y otros ocho resultaron heridos ayer viernes en un ataque de la guerrilla contra una base militar en la localidad de Corinto, y el jueves se registraron combates en el vecino municipio de Miranda, ambos blanco de decenas de ataques en los últimos años.

Este es el pan de cada día en el norte del Cauca, departamento del suroeste del país donde operan varias estructuras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como el Sexto Frente y la columna móvil Jacobo Arenas, conformadas por cientos de guerrilleros y de un gran número de milicianos que se mezclan con la población civil.

Los municipios de Toribío, Caloto y Jambaló, todos ellos ubicados en resguardos indígenas, son el corazón de la región y al nombrarlos en Colombia se asocian con una historia de acciones guerrilleras, hostigamientos, macabros atentados y, sobretodo, con muchos funerales.

Es precisamente en esta región, inundada por cultivos ilegales de hoja de coca y muy azotada por el conflicto, en la que los diálogos de paz de Cuba no se perciben con el mismo optimismo ni esperanza como en otras zonas del país.

"Pueden hablar lo que quieran, llegar a los acuerdos que quieran, pero mientras haya estas necesidades esto aquí no se acaba", explicó en una entrevista con Efe María Elena Santacruz, rectora de la Institución Educativa Toribío. "Yo a eso no le creo", apuntilló.

Hace dos meses, el 6 de febrero, una mujer resultó herida en ese recinto escolar a causa de una bala perdida. Ella, Alba Ascué, explicó a Efe que sus hijos "viven traumatizados" tras aquel incidente, del que salió "viva de milagro".

En Toribío, del mismo modo que en Jambaló, la Fuerza Pública tiene instaladas trincheras en medio del casco urbano, algunas de ellas en casas abandonadas. En esa localidad, de hecho, la presencia de uniformados con armas de combate es habitual en el parque infantil.

Ante esta situación que hace años que la comunidad vive y sufre, los nativos se han organizado y han optado por la defensa pacífica a través de la Guardia Indígena, que con sus bastones de mando desafía a militares y guerrilleros para proteger a la población civil.

Y eso les ha causado amenazas y muertes. Germín Gembuel, una autoridad del cabildo de Jambaló amenazado por la guerrilla, explicó a Efe que "cuando se muestra la autonomía con hechos", como lo hace la Guardia Indígena, "siempre llegan las amenazas".

Él y otras autoridades del cabildo constataron que las conversaciones de paz no han servido para reducir el conflicto, sino todo lo contrario: "mientras los mandos están negociando, los rasos están aquí dando plomo", agregó Gembuel.

El pasado mes de julio la Fuerza Aérea de Colombia (FAC) perdió un avión de combate Súper Tucano en la zona rural de Jambaló el mismo día que el presidente Juan Manuel Santos llegaba a Toribío en helicóptero para encabezar un consejo de seguridad.

Las FARC, que tenían retenes a escasos kilómetros de Toribío, reivindicaron el derribo del avión en Jambaló.
En medio de rumores sobre si las estructuras guerrilleras que operan en el Cauca están o no representadas en La Habana, las FARC han iniciado en la región la que puede ser su última ofensiva militar contra el Estado si es que las partes logran un acuerdo, tal y como aspiran tanto el Gobierno como la guerrilla.
Pero, por el momento, Cuba queda demasiado lejos del convulso Cauca.