El municipio de Riosucio en el departamento de Caldas vivió, como muchos territorios de Colombia, la división de la violencia política a principios del siglo 20. Dos sacerdotes, cansados de la línea invisible entre los de “arriba” y los de “abajo”, surgieron con la idea de un carnaval lleno de máscaras, celebraciones y alegría que uniera a los habitantes de una y otra frontera.
La estrategia derribó ese muro invisible para crear una tradición que cada dos años cumple su cita ininterrumpidamente desde 1911 y abre las puertas a visitantes nacionales y extranjeros, que en 2021 no podrán revivir esta celebración por la llegada del covid.
Por eso EPM incluyó en el alumbrado navideño, el tradicional diablo de Riosucio, que es quemado al final de la fiesta de ese municipio, dentro de las figuras alusivas al viaje turístico y cultural que se expondrá en las calles de Medellín este diciembre.