Barcelona, 24 dic (EFE).- El biblista y teólogo Armand Puig, uno de los mayores estudiosos de la Biblia del mundo, ha asegurado que un buey y una mula pudieron ver nacer a Jesús en un establo de Belén, que los Reyes Magos no llegaron desde España y que por aquellas fechas hay constancia científica de fenómenos astronómicos inusuales.
Ante la controversia creada por el libro del papa Benedicto XVI "La infancia de Jesús" sobre el hecho de que en el evangelio "no se habla de animales" donde nació Jesús y sobre la interpretación de que los Reyes Magos pudieran ser béticos, el experto biblista ha querido aclarar que "no es verdad que el Papa haya expulsado del pesebre al buey y la mula".
Puig, decano de la Facultad de Teología de Cataluña, afirma que "con toda certeza Jesús nació en un establo de animales en las afueras de Belén" y recuerda que el evangelista Lucas explica que "un pesebre" le hizo de cuna.
"José y María terminaron llegando a aquel establo porque fueron rechazados por los parientes de José, que eran del mismo Belén, y no fueron acogidos en el hostal de la población", ha explicado el biblista, autor de una exitosa biografía de Jesús.
Según Puig, "Jesús nació como un prófugo, extranjero en su propia casa, en un establo y, por tanto, el Papa no puede haber expulsado al buey y la mula del pesebre".
"Benedicto XVI ha escrito en su libro esta frase: Ninguna representación del pesebre debe renunciar al buey y la mula", puntualiza.
Recuerda que en un texto no canónico denominado Evangelio del Pseudo-Mateo del siglo VII se afirma que "María puso al niño en un pesebre. Un buey y un asno le adoraron. De esta manera se cumplió lo que había anunciado el profeta Isaías: un buey conoce a su propietario, y un asno, el pesebre de su señor".
"No hacen falta más explicaciones. El buey y la mula tienen muchos siglos de existencia. Y, con un poco de suerte, uno, o puede que los dos, fueron testigos de excepción del nacimiento de Jesús", concluye.
Puig también defiende que el nacimiento de Jesús "se produjo en paralelo con algunos fenómenos celestes extraordinarios que aparecen en el texto bíblico bajo la figura de "la estrella" (Mateo 2,2), signo inequívoco del nacimiento del rey-Mesías de los judíos".
La Biblia explica que los reyes magos venían de Oriente "y el Papa, como no podía ser de otra manera, también lo afirma", señala Puig, quien cree que "una lectura precipitada o sesgada de su libro ha hecho creer que Benedicto XVI decía que los reyes magos provenían de tierras béticas" (andaluzas).
Según Puig, la confusión proviene del término "Tarsis". El biblista recuerda que este término no aparece en los evangelios y que, si bien es posible que el Tarsis bíblico se deba identificar con "Tartesos", territorio de la costa meridional de España, la mejor identificación parece ser la de "Tarsos" (Tarso), ciudad situada en la antigua Asia Menor, en el sur de la actual Turquía.
Recuerda que la historia de Navidad comienza entre las localidades judías de Nazaret y Belén en el invierno de los años 7-6 antes de Cristo, a raíz de un censo que lleva a José y María a Belén, el pueblo de David. Este es, como escribe el Papa, "el verdadero tiempo del nacimiento de Jesús".
Según Puig, por aquellos años (7-5 aC) se produjeron "varios fenómenos celestes inusuales, como la conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis descrita, entre otros, por el astrónomo austríaco K. Ferrari d'Occhieppo".
También "el astrónomo norteamericano M.R. Kidger, miembro de la Agencia Espacial Europea, constató que esta conjunción se reprodujo tres veces en el año 7 aC, los días 29 de mayo, 29 de septiembre y 4 de diciembre, que en el año 6 dC hubo una acumulación sideral de Júpiter, Saturno y Marte, y que el 20 de febrero del año siguiente la Luna se aparejó con Júpiter y lo dejó invisible", dice.
Según Puig, en el año 5aC, astrónomos chinos y coreanos vieron la aparición de un objeto celeste muy brillante que Kidger identifica como la nova DO Aquilae, que habría aparecido en una posición baja en el horizonte y luego se habría desplazado en dirección sur, por lo que Mateo habla en su evangelio de una estrella visible desde Oriente, que señala hacia "el país de los judíos" y que después va hacia el sur, donde se encuentra Belén en relación a Jerusalén.
Y subraya: "Queda, pues, confirmada la propuesta del Papa según la cual el nacimiento de Jesús tuvo lugar en paralelo a fenómenos celestes extraordinarios".