[Comentario de LACalle] La tragedia de la sed y el hambre que sucede en el oriente africano en medio de la guerra y de fundamentalismos rayanos con lo inexplicable, pero sobre todo con lo inaceptable, hacen sentir la impotencia global frente a la rigidez de las políticas con que funciona el mundo, ya no tan ancho, pero cada vez más ajeno.
Dice la prensa que el grupo armado “Al Shabab” de Somalia dice que es mejor morir de hambre que aceptar ayuda de occidente. Mientras tanto, ése y otros grupos enfrentados impiden la llegada de alimentos a una región del este africano donde ocho millones de personas padecen la sequía más penosa de los últimos 60 años y más de tres millones y medio están a punto de morir de hambre.
Por más razones políticas y económicas que se expongan para justificar lo que ocurre en el llamado “cuerno de África” (Kenia, Etiopía, Somalia), en términos de seres humanos a merced de la sed y el hambre esta es una señal más del fracaso de la humanidad y sus sistemas que en aras del orden geopolítico y religioso, sólo ha producido el caos moral y ético de la división y la miseria.
Lo otro es el espectáculo informativo en que se ha convertido la tragedia de estos países del oriente africano, en particular de Somalia y Kenia. Hasta se han renovado los chistes asociados al desastre físico y moral de quienes protagonizan la tragedia del hambre, en particular los niños.
Y no nos da pena. Somalia está muy lejos y no nos toca, creemos.
Luis Alirio Calle M.
@luisaliriocalle