Tras años de espera, fue aprobado el TLC entre Colombia y Estados Unidos, con lo que el presidente Barack Obama “cumplió su palabra con el pueblo colombiano”, según el presidente Juan Manuel Santos.
Desde su firma en el año 2006, fueron varias las ocasiones en que se esperó un Tratado de Libre Comercio con la primera economía del mundo, pero en igual número de veces “se quemaba el pan en la puerta del horno”. Para esta vez, había optimismo (mezclado aún con escepticismo), por parte del presidente, sus ministros, académicos, congresistas y gremios en nuestro país.
La expectativa era tal, que pocos minutos después de aprobado el mandatario colombiano se dirigió a todos los ciudadanos y afirmó: “Hoy es un día histórico para las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Es un día histórico para la inserción de Colombia en el mundo. Y es un día histórico para los empresarios y los trabajadores colombianos”.
A renglón seguido, el presidente Santos agradeció el papel que jugaron para la aprobación de este acuerdo “que generará mucho bienestar para nuestros pueblos” a los expresidentes Álvaro Uribe, al expresidente estadounidense George Bush, al embajador Gabriel Silva, a los congresos de Colombia y Estados Unidos, ministros y exministros, empresarios, trabajadores, etc.
La votación
Todo el día hubo transmisión en vivo de las discusiones, para cerrar con las votaciones.
Primero fue en la Cámara de Representantes y luego en el Senado donde, uno por uno, fueron aprobados los tratados de Estados Unidos con Corea del Sur, Panamá y Colombia. En ese orden.
Hubo argumentos a favor y en contra de los TLC. Los republicanos criticaron a Obama por tardarse años en enviar al Congreso los acuerdos, mientras que entre los demócratas se escuchaban voces a favor y en contra.
Al final, los acuerdos con los tres países fueron aprobados gracias a un apoyo por parte de congresistas de ambos partidos, en medio de una polarización política, que expertos dicen, nunca había sido tan grande en los Estados Unidos.
Empresarios lo esperaban
En general, los analistas, líderes gremiales e incluso el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, han dicho que en el país la industria estaría preparada para este TLC y el sector agrícola, no tanto. Sin embargo, “eso es relativo”, así lo señala el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía.
El presidente de la Sociedad resaltó que Estados Unidos es el mayor importador de nuestros productos, cerca de 35%, pero “está todavía muy concentrado”. Un 91% corresponde a tres productos: 50% flores, 25% café y 16% banano. Calificó este TLC como “equilibrado”.
Entre tanto, según la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta del mes de Enero 2011 de la Andi, que incluyó preguntas frente al comercio internacional, “alrededor del 90% de los encuestados considera favorable que el país desarrolle un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos”.
Los industriales argumentaron que “existe abundante evidencia de países que han crecido con política de exportaciones (de bienes y servicios), como China, India, Chile, Irlanda”.
Incluso afirmaron, que “esta internacionalización de la economía colombiana es la única vía para obtener altas de crecimiento económico (7% u 8%) y lograr sostenerlas en el tiempo”.
Eso sí, aunque mencionaron las exportaciones como factor de estos crecimientos, la Andi resaltó que “los TLC otorgan mayores garantías y reglas estables para la inversión”.
¿Cómo?, las empresas podrán adelantar planes de expansión, empresas extranjeras podrían llegar al país con miras a exportar a Estados Unidos, u otros países con lo que tengamos TLC, entre muchas otras.
Se requiere agenda interna
Industriales, agricultores, Gobierno e incluso contradictores a estos tratados, coinciden en que se requiere trabajar al interior del país para enfrentar éste y los demás tratados comerciales, que se tienen y que se puedan firmar.
La ANDI expresó que “no se puede seguir dando el caso de empresas que son altamente competitivas al interior de las fábricas, pero que tan pronto traspasan sus muros pierden esa competitividad por los problemas de transporte, trámites, aduanas, seguros, normas, etc.”
Adicionalmente, Julián Domínguez Rivera, presidente de Confecámaras expresó que “lo fundamental es prepararse para aprovechar de manera eficiente el potencial que significa llegar a ese mercado y aprovechar para traer innovación, patentes y productos de alta tecnología, que permitan que el país haga una verdadera transformación productiva, para que no nos limitemos a las importaciones de bienes básicos o de consumo, que podrían perfectamente producirse en el país”.
Igualmente, desde el campo agrícola, el presidente de la SAC, Rafael Mejía, gráficamente expresó: “¿el país hizo lo que necesitaba en infraestructura de transporte?, no; ¿en infraestructura de frío?, no; ¿en puertos?, no; ¿en aeropuertos?, no; ¿tenemos ferrocarriles?, no; ¿navegabilidad en ríos?, no; ¿ciencia, tecnología e investigación?, ¡ah tampoco!”.
Mejía recordó, por ejemplo que el arroz quedó con una “salvaguardia” de 19 años y 6 años muertos, que le permitiría prepararse para la competencia, “pero si no se hace todo lo de ciencia, tecnología, investigación, infraestructura, plantas de almacenamiento, etcétera; simplemente durante 19 años aplazamos lo inevitable”
De ahí que la Cámara Colombiana de la Infraestructura exprese que la situación actual no es una razón para retrasar la firma de éste o posteriores TLC, “sino por el contrario, utilizar el Tratado como pretexto para ‘apurar el paso’ en estas materias”.
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