Cerca de 100 personas del sector de La Estación, en Barbosa, fueron desalojadas de sus casas por orden de la Administración Municipal. El futuro de las familias es incierto.
Como si fuera un allanamiento en busca de algún extorsionista o de un asesino, así fueron tomadas por sorpresa las familias desalojadas de sus casas en el sector de La Estación, a orillas del río Medellín, en inmediaciones a Barbosa.
Al menos esa fue la descripción que hicieron los primeros ancianos que fueron desalojados y saqueados de sus viviendas. Jaime de Jesús Pérez llevaba tres años viviendo en La Estación junto con sus cuatro hijos, su esposa y su suegra. El hombre cuenta que hacia las siete de la mañana funcionarios de Espacio Público y de la Policía empezaron a sacar los enseres de las viviendas de sus vecinos sin explicación alguna.
“Nadie nos daba respuesta, solo lo que hacían era saquear las casas y montar camas, colchones, electrodomésticos, escaparates, sillas, mesas y hasta animales en volquetas”, dice el hombre anonadado, sin entender lo que había pasado.
Situación parecida vivió Luz Marina Restrepo, una anciana de 63 años que vive con un adulto mayor que sufre problemas mentales. “Ahora no sé qué voy a hacer. Nosotros sabíamos que teníamos que desalojar pero nunca nos avisaron cuándo.”
Jorge Iván Jurado, inspector de la operación de desalojo, asegura que la intervención se dio porque estas personas invadieron el sector de manera ilegal. El desalojo se realiza de acuerdo con la Resolución 1515 del 19 de julio de 2010 que obliga la restitución del bien de uso público a favor del Instituto Nacional de Vías para la construcción de la doble calzada Bello-Hatillo.
Edwin Mazo, representante legal de las familias, afirma que solo tenía conocimiento de la notificación del desalojo pero que nunca le avisaron cuándo se iba a realizar. “La gente solo está pidiendo tiempo para buscar otras opciones de vivienda, pero el alcalde no aparece por ningún lado”.
Mientras nadie les solucione nada, cerca de 100 personas, en su mayoría niños y adultos mayores están sin casa.
EL MUNDO intentó comunicarse con el alcalde pero no fue posible.
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