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“Decisiones que salvan vidas”: informe especial de donación de órganos

“Decisiones que salvan vidas”: informe especial de donación de órganos

El significado de la muerte en el diccionario hace alusión al fin de la vida, pero más allá del legado o los recuerdos que deja una persona inerte para quienes quedan en el ámbito terrenal, no siempre es el fin sino, de forma paradójica, el inicio.

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La palabra donación de órganos escandaliza a muchos, los atemoriza, los llena de incertidumbre y preguntas. Existen infinidad de mitos en torno de lo que es realmente entregar partes del cuerpo para salvar la vida de otras personas.

"la gente piensa que en Colombia hay tráfico de órganos y  rumores que cada vez se van repitiendo en la historia y solamente por ese rumor la gente dice no pero es que se pierde gente para extraerle órganos y trasplantar .

"hay unos culturales por ejemplo, quién cree en la reencarnación creerá que tal vez el órgano no puedes completar sé pero hay mito muy importante que es el de la el tráfico de órganos esto es un proceso muy complejo que exigen personal muy altamente entrenados".

Pero qué tan real y cierto es que en Colombia haya tráfico de órganos.. O que sea una práctica que lucre a unos cuantos.

"No se ha encontrado ningún cuerpo que haya llegado medicina legal con órganos faltantes, que nos explique dónde está "

"Es más un mito que hace mucho daño, para que las personas accedan a donar , pero definitivamente no tenemos tráfico de órganos, en el país no hay ningún caso registrado”

Se trata de un procedimiento riguroso, delicado y que sólo pueden hacer profesionales de la salud. Si bien todos en Colombia somos potencialmente donantes de órganos, según la ley, no siempre cuando una persona muere, sus órganos o tejidos sirven para ser trasplantados a otro cuerpo.

Los donantes para poder donar tienen que haber muerte de su muerte encefálica que es una condición que es complicada y no todos fallecemos en muerte encefálica porque la mayoría de personas fallecen de parada el corazón y la muerte encefálica es muerte complicada porque necesita ventilador máquina que respire por y medicamentos para soportar ese  uno mientras se hace el diagnóstico y dos menta se hace el trasplante"

"Hasta el momento acá en la Clínica Cardiovid, se han realizado 598 trasplantes de Corazón y 419 trasplantes de pulmón pero, la lista de espera cada día crece más ”.

Solo en la Clínica Cardiovid hay 6 personas en lista de espera de un corazón, y una de ellas en estado crítico. Además, 17 pacientes esperan que alguien les done un pulmón. En el hospital San Vicente Fundación la lista es mayor.

 "Nosotros tenemos alrededor de 300 personas a la lista de espera de riñón, hígado, páncreas 10 niños en espera para trasplante de riñón"

Muchos de los que engrosan esas listas y esperan un milagro, son niños que hoy piden una segunda oportunidad para recuperar esa vida que poco a poco se desgasta por falta de ese órgano que, en este momento, puede estar rumbo a una bóveda de un cementerio o un horno crematorio.

Durante su vida, nos ha dicho: “Tu felicidad depende de ti, tu vida depende de cómo la quieras vivir”, y si bien son palabras altruistas, no siempre se pueden aplicar, porque hay circunstancias en las que la vida de alguien depende de la muerte de otra..

María Fernanda Cerón, quien desde hace un año debe vivir conectada a un tanque de oxígeno, aunque hace dos se viene sometiendo a tratamientos, exámenes y análisis, por su enfermedad.

"Es muy complejo ver a tu amada bien y de un momento a otro en situaciones tan complejas "

"Así como para que tienen los pulmones se considera vulnerables son muy poca por eso cuesta la caminada muchas oraciones rutinarias  siempre el cansancio"

Su vida era normal, con dos hijos de 15 y 4 años, un esposo, un trabajo estable y algunos viajes, pero lo que en 2017 inició como  una simple gripe se convirtió en una patología grave. 

"La alergóloga me dijo que el señor mío era masa de pulmones qué otra cosa y me remitieron anemia estuve un año completo con medicamentos tratamientos Y a partir de eso ya el año completo dijo hay que hacer una cirugía".

"Fueron años duros, recuerda, sobre todo, después los médicos concluyeron que era necesario hacer un trasplante de pulmón. En ese momento creyó que, por fin, la odisea había terminado, pero en realidad apenas iniciaba"

Ahora, las oraciones y la fe están puestas en que aparezca un donante que le ayude a recuperar esa vida que cada día siente más deteriorada y le quita más fuerzas…

" Al principio tenía muchos miedos a morir a dejar mi familia pero luego con un proceso que vive siendo controlado una de mis mejores amigas ella me decía la vida es ya"

Desde que les dieron luz verde para el trasplante permanecen día y noche con el celular en la mano a la espera de ese milagro que -está segura- ocurrirá en cualquier momento.

"Estamos con la maleta lista hacia una maleta muy pequeña pero con las cosas necesarias el cuerpo y la disposición están muy atentos también porque como te decía al inicio fue muy duro"

Con este largo y doloroso proceso que la ha llevado por silencios, dolores, incertidumbres y miedos, María Fernanda asegura que ella y su familia han aprendido a vivir el día a día, el aquí y el ahora, a la espera de lo que la vida tenga preparado para ellos y que, ojalá, sea ese donante que llegue pronto y antes de que sea demasiado tarde.

“Hace un año, Diana Rueda, procedente de Urrao, suroeste de Antioquia, llegó a vivir acá en el corregimiento San Antonio de Prado. Su único objetivo era salvar la vida de su hijo, quien llevaba más de un año y medio a la espera de un donante de riñón. Ella se convirtió en su donante y hoy ambos se recuperan de la cirugía".

uno era domingo en las condiciones en que estaba el niño que prácticamente se me estaba yendo ya eso es muy complicado uno entrega todo lo que tiene de uno para que ellos vivan”

A diferencia de María Fernanda, quien debe esperar un pulmón cadavérico para salvar su vida, Diana hizo hasta lo imposible para convertirse en la donante de riñón de su hijo, un adolescente de 16 años quien a la edad de 13 le detectaron que no tenía riñones. 

"Llegamos a un punto donde Jason ya no iba aguantar mucho. Jason vivía más en el hospital que en la casa conmigo. Yo atacando los médicos yo tengo el riñón los médicos tratantes vamos a hacer el protocolo vamos a empezar con usted fue un camino largo".

Una tarde cualquiera cuando Jeison empezó a sentirse mal y Diana lo llevó al Hospital local de Urrao, sin saber lo que vendría después.

"Durante la pandemia tenía que traerlo cada mes a Medellín para que le hicieran tratamiento. Si bien sus condiciones económicas no eran las mejores, asegura que rogó en la alcaldía para que le ayudarán y, por fortuna, la escucharon, al punto que y cada vez que se cumplía la fecha le prestaban un carro para que trajera a su hijo".

"Salíamos a las 2 de la mañana el carro me recogí a las 2:00 de la mañana Llegamos a Medellín tipo 6:30 7 de la mañana lo ingresamos a la unidad renal lo ingresamos y ahí nos hacían los exámenes lo veía el médico nefrólogo trabajo social la psicóloga los medicamentos y en la noche nos regresamos al pueblo"

Así estuvieron durante más de un año, hasta que Jeison tuvo que ingresar en lista de espera para un trasplante. En principio, le dijeron que tenía que ser cadavérico, aunque un pálpito le decía que ella podía hacer mucho más que sólo esperar.

Incluso una vez fuimos a unos exámenes en Rionegro y un médico me dijo creo que no vas a poder donar créeme que me vine para la casa y lloré como nunca había llorado al sentirme tan impotente.

Por fortuna le repitieron los exámenes y ahí comenzó todo el proceso para entregarle una parte de su cuerpo a su hijo. Fueron 4 meses de nuevos análisis y estudios.

Prácticamente yo vivía más en el hospital que la casa en el trabajo tanto que me tocó dejar el trabajo porque no podía atender las dos cosas al mismo tiempo es un proceso muy largo muchos exámenes estudios médicos no es decir yo donó mi riñón y venga que esto sirve no.

En abril de este año, por fin, el procedimiento se dio. Fueron largas horas en un quirófano y luego varios días de una primera recuperación para volver a ver a su hijo y saber que todo había salido bien. Hoy ninguno de los dos está totalmente recuperado, pero ella asegura que saca fuerzas para mantenerse en pie.

Han sido los tres años más difíciles de su vida, porque tuvo que abandonar su trabajo, su casa en Urrao y venirse a pagar arriendo en Medellín, a vivir en muchos casos de la caridad de su familia y conocidos.

De esta experiencia Diana asegura que ninguna necesidad o dolor se compara con la alegría de tener a su hijo con vida y salud. Ella es un vivo ejemplo de entrega y de cómo en la vida hay decisiones que realmente ayudan a salvar vidas.