Entre la UVA La Armonía y la cancha de Manrique Jardín, hay una calle que no quiere pasar desapercibida. Es la calle 85, a la que sus vecinos llaman con orgullo: “la cuadra más feliz de Medellín”.
Ahí, entre murales, risas y color, Juan Barrera es el alma que impulsa los días. Líder comunitario, soñador y cómplice de su barrio, que ha convertido esta cuadra en un laboratorio de arte, cine, juegos y convivencia.
“Esta cuadrita, en medio de las adversidades y todo lo que ha tenido, muy feliz, porque hemos tenido esperanza. Se llama Rinconcito de la Esperanza, una biblioteca al aire libre donde los niños pueden venir las 24 horas a leer, a comerse unas crispeticas, a tomarse un café los adultos, totalmente gratis. El que quiere pagar, no paga, sino que echa una monedita y con eso les compramos cuido a los perritos de la calle”, indicó Juan Barrera, líder del barrio Manrique Jardín.
Un carriel gigante cuelga en plena calle, no solo como símbolo paisa, sino como un puente para que los niños comprendan sus raíces y sus historias. Y un Jeep, repleto de creatividad, les cuenta el mundo del café a los más pequeños.
“Estamos mostrándoles a los niños la importancia de los campesinos bajar los productos a la ciudad. Aquí pueden venir a jugar con trompos, yoyos, a recordar tiempos pasados”, agregó Juan Barrera.
En esta cuadra no hay espacio para la indiferencia. Aquí todo vibra, todo tiene sentido, todo se construye en colectivo.
La calle 85 no es solo asfalto, es arte, es memoria, es barrio. Es la prueba viva de que cuando hay unión, hay transformación.
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