El régimen de Corea del Norte de Kim Jong Un hizo hoy su tercer ejercicio balístico desde el domingo pasado, pero ahora con su arma más letal un misil de alcance intercontinental, maniobra que alertó a sus más acérrimos enemigos, en especial, a Corea del Sur, Japón y Estados Unidos.
El problema y lo que demostraría que se trata de una provocación es que el misil, llamado Hwasong-17, cayó en el mar de Japón, muy cerca de donde, esta semana, Estados Unidos y Corea del Sur realizaron, también esta semana, "unos ejercicios militares".
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La prensa internacional publicó que esta última maniobra militar tuvo la supervisión personal de Kim Jong Un y su hija, desde Pyongyang, la capital norcoreana.
La KCNA, agencia de noticias estatal de Corea del Norte KCNA, explicó en un escueto comunicado que el misil alcanzó una altura máxima de 6.000 kilómetros y recorrió una distancia de 1.000 kilómetros “antes de aterrizar con precisión en la zona preseleccionada en aguas abiertas”.
Agregó que este ejercicio demostró la capacidad militar de ese país y “no tuvo un impacto negativo en la seguridad de los países vecinos”.
El gobierno de Corea del Sur, sobre este ejercicio, dijo que el misil tuvo una trayectoria hacia arriba, al parecer, para evitar que sobrevolara países vecinos.