Cada 16 de julio, como le enseñó su padre, Maicol Restrepo decora con devoción y respeto el bus de la ruta Castilla, donde transporta diariamente a cientos de pasajeros desde hace dos años.
Lo hace movido por una profunda fe en la Virgen del Carmen, a quien considera su protectora en el camino. Según cuenta, en más de una ocasión lo ha librado de accidentes que pudieron ser fatales.
Con flores expresa su gratitud y con los colores, celebra la alegría de vivir y de trabajar bajo su amparo.
Como Maicol, miles de conductores en Medellín y en todo el país celebran esta tradición: decoran sus vehículos con cintas, moños, flores e imágenes de la virgen.
Una costumbre que se niega a desaparecer, un gesto de fe que se transmite de generación en generación, y un agradecimiento por cada viaje sin incidentes.
Las autoridades invitan a los conductores a mantener el respeto por las normas de tránsito durante la festividad. En una ciudad en constante movimiento, la fe de los conductores se convierte en su mejor compañera de viaje.
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