Llegar al trabajo, luego de más de un mes de haber estado encerrados en la casa por cuenta del COVID-19, fue una experiencia diferente, anteriormente el ingreso tenía menos protocolos, ahora desde la puerta el vigilante no sólo les hace una encuesta de salud, sino que les entrega un tapabocas nuevo, les toma la temperatura, les suministra gel antibacterial, alcohol y desinfecta los zapatos.
El procedimiento rige por igual para personal administrativo y operativo. En los puestos de trabajo también el panorama es diferente, antes en esta planta había más de 20 personas fabricando góndolas y estanterías, este lunes fueron solo ocho.
Otro aspecto que cambió fue que de los 350 empleados de esta planta sólo 90 fueron reactivados dada su cercanía a la obra para facilitar su desplazamiento. También fue tenido en cuenta el estado de salud y que no tuvieran una edad avanzada, posteriormente llamarlos uno a uno para informarles que debían retomar sus labores, mientras en la planta también se hacían ajustes en relación con la desinfección de los espacios.
Aseguran que se trata de adoptar nuevas mentalidades y disciplinas en el trabajo como es el uso del tapabocas, gafas, guantes y hacer caso a la alarma que cada tres horas recuerda que es necesario lavarse las manos. otra parte de la empresa sigue sus funciones vía teletrabajo.