Berlín, 10 feb (EFE).- La cineasta catalana Isabel Coixet, rostro habitual de la Berlinale, presenta hoy en la capital alemana, arropada por Candela Peña y Javier Cámara, "Ayer no termina nunca", "una historia romántica" en el marco de la actual crisis económica.
Aunque la cinta, que celebra su estreno mundial fuera de concurso en la sección Panorama Special, se desarrolla "en el marco de la crisis", es "una historia de una pareja y de cómo se enfrentan a una tragedia y de cómo hombres y mujeres ven las cosas de una manera completamente diferente aún cuando les afecte", dice Coixet a Efe.
"Es una historia de amor de una pareja que se ha querido muchísimo y que ese momento en el que se miraron, que sus caminos se cruzaron en la vida, es un momento definitivo y sobrepasa ese momento incluso de la tragedia que han vivido", precisa.
Para esta pareja, "las cosas se torcieron, pero hubo un momento en el que había un destello, un enorme destello de felicidad" y de lo que se trata es de "recuperar ese momento", agrega.
"Durante mucho tiempo he huido de una realidad concreta, he huido de abordar temas clave en la realidad española, pero esta vez es que es ineludible, no es que sea oportunista, es que es inevitable, no hay manera de escapar, como cineasta, como espectador, como ciudadano y como cajera del Día", señala la directora.
Coixet considera que "la historia es el aquí y ahora de nuestro país" y cree que "cualquier cineasta que haga una película, cualquier tipo de película, una comedia, un drama, hasta un película de acción, no puede evitar el paisaje en el que nos movemos, no puede evitar este momento".
La película se desarrolla en el futuro no muy lejano de 2017, porque, según la cineasta, "ese pequeño salto al futuro" permite "una cierta distancia para medir las consecuencias" de lo que se está viviendo actualmente en España.
"Me encantaría equivocarme, me encantaría que las cosas que se apuntan en la película no sucedieran, que realmente todo cambiara para bien, esa regeneración moral ocurriera, pero tal como están las cosas ahora, no veo que vaya a ocurrir", agrega.
En este sentido, se muestra convencida de que las películas y los cineastas sobrevivirán a esta crisis y a todas las que vengan después, porque "la pulsión del arte continuará pase lo que pase".
"Lo que es dramático es que estemos recortando en dos cosas fundamentales para la supervivencia del ser humano, la educación y la sanidad. Esto sí que es incuestionable. Sanidad y educación están siendo absolutamente vilipendiadas, cortadas y secuestradas y ahí es donde nos jugamos la vida como sociedad", advierte.
Según Javier Cámara, "todo esto tiene que traer algo positivo, algo positivo a todos, una regeneración a nivel social entera, a nivel artístico".
Para Candela Peña, "resulta hasta agotador" hablar de la crisis, "una palabra a la que ahora se recurre mucho, porque es inevitable, porque estamos todos metidos".
"Pero la película para mí va de otra cosa. Creo que el encuadre es el que es por lo que ha dicho Isabel, porque es el que es, sucede ahí" (en un cementerio), pero la historia habla de "cómo se enfrenta uno frente a la misma cosa, este vaso está medio lleno para mí y medio vacío para otro", agrega.
La actriz reconoce que aceptó el papel antes de leer el guión, porque desde siempre tenía "muchísimas ganas de trabajar con Isabel", y que para ella fue "una sorpresa" que la cineasta se fijara en su trabajo y contase con ella para la película.
"Lo tenía tan claro que cuando escribí el guión puse J, y era Javier, y puse C, y era Candela", asegura Coixet.
Según la cineasta, si le hubieran dicho que no "tendría que haber buscado a otros actores con las mismas iniciales, hubiera sido un rollo, no hubiera podido ser", pues el guión lo escribió "para ellos en la cabeza".
"A mí me parece que Javier y Candela están allí, en el Olimpo, con ellos, con los mejores actores del mundo", agregó.
Según Cámara, que ya cuenta con la experiencia de haber rodado varias veces con Coixet, la cineasta buscaba una pareja, como la que formaban el actor y Peña en "Torremolinos 73", que fuera "una pareja tipo que podía estar pasando ahora una situación así" como la que narra "Ayer no termina nunca".
"A mí sí que me pasa con la película que la única vez que la he visto me produce mucho pudor, hay muchos momentos donde me desnudo", dice.
Explica que Coixet los llamó y les dijo que tenía "una historia urgente, necesaria", que quería "contar ya".
"Me pareció todo como tan urgente y tan necesario para ella, y su pulsión era tan personal, partía y surgía de algo tan íntimo que no tuvimos ninguna duda. Pero toda esa intimidad nos hizo poner a los tres muchas cosas encima de la mesa antes de empezar la película", agrega.
Para Coixet, estar de nuevo en la Berlinale es como estar "casi empezando de nuevo" y "casi una deuda moral", pues fue el responsable de la sección Panorama, Wieland Speck, quien apostó en 1996 por "Cosas que nunca te dije" cuando nadie más lo hacía.
"Vuelve a ser una prueba de fuego, y aquí estamos", asegura.