El cine se ha encargado de reproducir o de cuestionar algunas estructuras sociales… por décadas parecía que el único amor posible era el heterosexual, fue así que crecimos viendo como el príncipe azul rescataba a la princesa y vivían felices para siempre. Luego nos sumergimos en las comedias románticas y descubrimos que el amor podía estar a la vuelta de la esquina, en un restaurante, en el trabajo, en un taxi o en París, ah pero cuidado, el amor entre un hombre y una mujer.
Así que quienes fuimos niños o niñas diversas crecimos viendo esas formas idílicas del amor, pero al mismo tiempo escuchábamos que eso no era para nosotras y nosotros, que el gay, la lesbiana y la trans, eran perosnajes secundarios, el mejor amigo del protagonista o el personaje que daba risa.
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Luego descubrimos el cine independiente, en un cine foro de la universidad o en algún centro cultural, y vimos en una pantalla gigante a alguien que se parecía a nosotros, viviendo una historia de amor diferente, prohibida, hermosa, hombres se besaban, dos mujeres se juraban amor, o un grupo de travestis que atravesaban un desierto. Fueron años de rebuscar este tipo de películas en un mercado que de lo undergorund parecía un mercado negro, ilegal, bueno a los milenials les tocó más fácil en internet, pero se tuvieron que aguantar uno que otro virus por las descargas.
De un momento a otro, el amor gay se volvió mainstream, el cine se llenó de historias de amor entre hombres o mujeres, las vidas de las personas trans se fueron volviendo protagónicas, los Óscar premiaron películas con temática diversa y ya es casi un pecado que una película no tenga un personaje diverso.
Pero allí también hay un riesgo, no vaya ser que, así como nos dijeron que la princesa solo necesitaba ser bella y esperar que un príncipe la rescatara, nos vayan a decir ahora cómo tiene que ser y verse un gay, cómo se tiene que comportar una mujer trans, o qué es y qué no es una mujer lesbiana.
En el cine, por décadas, parecía que el único amor posible era el heterosexual
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