En la ciudad japonesa de Nara ocurrió esta linda imagen, donde un grupo de ciervos entraron a un edificio para refugiarse de las lluvias.
El grupo de cervatillos se refugiaba junto con otro grupo de personas que también buscaban escamparse de la dura tormenta.
Lo más sorprendente era que los animales no parecían para nada asustados al compartir el espacio con los humanos.
Quienes se refugiaban allí tampoco se asustaron por la presencia de los animales, por el contrario, se fascinaron al compartir con los ciervos de Nara.
Esta especie es considerada un tesoro nacional, y por algunas personas en Japón, son considerados una manifestación de un dios, convirtiéndose en un animal casi sagrado.