El cardenal convicto, Angello Becciu, condenado por malversación y despojado de sus privilegios por el papa Francisco, renunció a participar en el cónclave después de haber emprendido una cruzada para defender su inocencia e ingresar en la elección del nuevo papa. Según él, ha decido "obedecer" el veto impuesto por la iglesia.
“Teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer como siempre he hecho a la voluntad del papa francisco de no entrar en el cónclave permaneciendo convencido de mi inocencia”, se lee en el comunicado presentado por su abogado.
El religioso italiano defiende su inocencia y, a pesar de no estar en la lista oficial de electores, aún cuenta con el título de cardenal y participa de las reuniones preparativas previo al cónclave.
El cardenal Pietro Parolin fue quien presentó a Becciu dos documentos firmados por el papa Francisco que confirmaban que no podría participar.